Shanghái, una de las ciudades más importantes de China, con 25 millones de habitantes y una aportación del 3,8 % al PIB nacional, ha quedado confinada ante su peor brote de covid desde el inicio de la pandemia.

Este domingo se anunció una cuarentena de ocho días que se desarrollará de forma escalonada: desde este lunes hasta la madrugada del día 1 se cerrarán las áreas de la margen oriental y meridional del río Huangpu -que divide la ciudad-, mientras que las zonas occidentales harán lo propio entre el 1 y el 5 de abril.

“En Shanghái o Shenzhen se han dictado medidas duras de confinamiento, pero con una duración menor a la esperada”, afirma en un reciente informe la consultora Trivium.

Y añade que “la focalización geográfica es más precisa y, en algunos casos, los negocios y residencias que antes sufrían importantes disrupciones durante semanas ahora solo cierran durante unos pocos días”.

La decisión responde principalmente a la voluntad de evitar un gran impacto económico.

Tras el anuncio de confinamiento, los supermercados se llenaron e incluso se registraron peleas entre clientes por distintos productos, como frutas y verduras.

Los pasillos repletos y estantes vacíos generaron un pánico que hizo que todo se descontrolara.

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