La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en marzo de 2020 la pandemia por el virus SARS-CoV-2, también conocido como coronavirus, que afecta principalmente el sistema respiratorio. La mayoría de los infectados desarrollará síntomas leves, como fiebre, tos o neumonía. Sin embargo, otros casos desencadenarán una enfermedad grave, que incluye falla pulmonar, fallo orgánico y riesgo de muerte.

Para evitar su propagación, se declararon cuarentenas en la mayoría de los países afectados. Además, se fomentaron medidas de prevención como el uso de mascarilla, lavado frecuente de manos y distancia social.

A pesar del peligro de este nuevo virus, algunos líderes mundiales ignoraron las indicaciones básicas de las autoridades sanitarias, desencadenando consecuencias nefastas para los habitantes de sus respectivos países.

Según el medio internacional The Conversation, es posible evaluar las gestiones más y menos eficientes en este contexto de crisis, y revelaron cuáles son los cinco líderes mundiales que peor lo han hecho.

Narendra Modi, primer ministro de India

Con una media de 400.000 casos nuevos diarios, India es el país que peor lleva la pandemia el día de hoy. Los contagiados mueren en los hospitales sin que los médicos puedan suministrarles oxígeno, debido a que no quedan respiradores ni camas libres.

Fue en marzo de 2021 que el ministro de Sanidad de India afirmó que la pandemia estaba llegando a su fin, aunque el virus aún no se había superado por completo en varias zonas del país. En abril, el primer ministro Modi, junto a otros miembros de su partido, celebraron multitudinarios actos de campaña, donde pocos asistentes llevaban mascarilla.

Además, Modi autorizó la realización de un festival religioso celebrado entre enero y marzo, lo cual, según autoridades sanitarias, produjo una gran expansión del virus.

A pesar de que India fue el mayor productor mundial en vacunas, a inicios de mayo de 2021, solo un 1,9% de los habitantes del país tenían todas las inyecciones contra el virus.

Narendra Modi, India
Narendra Modi | AFP

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil

Jair Bolsonaro no solo ha tenido una mala gestión para controlar la pandemia, sino que ha facilitado el surgimiento de nuevas cepas, incluyendo la variante P.1, que ha sido más contagiosa que otras.

El mismo Presidente ha interferido en asuntos administrativos del ministerio de Sanidad, como la elaboración de protocolos clínicos, divulgación de datos y adquisición de vacunas, e incluso vetó leyes que declaraban el uso obligatorio de mascarillas en centros religiosos o aquellas que compensaban a los profesionales sanitarios golpeados por la pandemia.

Si bien la tasa de contagio de COVID-19 en Brasil está bajando, la situación sigue siendo preocupante, ya que se trata del segundo país con más fallecidos por COVID-19 (más de 465.000 personas).

Por otro lado, el gigante latinoamericano se confirmó esta semana como sede para la realización de la Copa América, que se disputará sin público entre el 13 de junio y el 10 de julio. José David Urbáez, miembro de la Sociedad Brasileña de Infectología, le dijo a la agencia AFP que “no hay cómo calificar la insanidad de intentar un evento de esa magnitud aquí”.

En tanto, los expertos temen una tercera ola en medio del relajamiento de las restricciones, la oposición de Bolsonaro a las cuarentenas, la llegada de nuevas variantes y una lenta campaña de vacunación. 

Jair Bolsonaro presidente de Brasil
Jair Bolsonaro | AFP

Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia

Al inicio de la pandemia, Alexander Lukashenko, líder de Bielorrusia, optó por no tomar ninguna medida de control frente al coronavirus, a pesar de que sus países vecinos ya hacían esfuerzos para detener su propagación.

Es más: el presidente afirmó que el virus podía evitarse bebiendo vodka, yendo al sauna y cultivando los campos.

Gracias al negacionismo de Lukashenko, fueron los mismos ciudadanos quienes debieron tomar medidas preventivas y de asistencia sanitaria, financiadas por campañas de crowdfunding.

La campaña de vacunación ya empezó en Bielorrusia, pero el mandatario ya ha dicho que él no se vacunará. Hasta el momento, menos del 5% de los ciudadanos ha recibido alguna dosis de la inyección contra el COVID-19.

Donald Trump, expresidente de Estados Unidos

Si bien Donald Trump ya no es la cabeza de Estados Unidos, la mala gestión de la pandemia durante su mandato provocó consecuencias hasta el día de hoy.

El expresidente fue un ferviente negacionista de la pandemia, desinformando activamente a la población sobre la necesidad de usar mascarilla o los tratamientos contra la enfermedad.

Por otro lado, en el peor momento de la pandemia en el país, la tasa de desempleo aumentó drásticamente, siendo los latinos, afroamericanos y ciudadanos de ascendencia asiática quienes fueron más golpeados por esta situación. Estos últimos también sufrieron todo tipo de agresiones luego de que Trump haya culpado a China de la creación del coronavirus.

Si bien su administración apoyó la creación de la vacuna, toda su propaganda de desinformación continúa dificultando el fin de la pandemia en Estados Unidos ya que, según las últimas encuestas, un 21% de los estadounidenses se niegan a vacunarse.

Alexander Lukashenko y Donald Trump
Alexander Lukashenko y Donald Trump | AFP

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México

México es el país con la tasa de mortalidad más alta por coronavirus. Según las últimas cifras, el número de muertos supera ampliamente los 6oo mil, lo que significa que el 9,2% de los mexicanos contagiados por COVID-19 ha fallecido.

Desde el inicio de la pandemia, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha intentado minimizar la gravedad de la situación, resistiéndose a imponer cuarentena nacional y celebrando actos por todo el país, hasta que el 23 de marzo de 2020, México entró en confinamiento durante dos meses.

Otro problema durante su gestión ha sido el bajo financiamiento a los servicios de salud, lo que agrava la crisis, ya que los hospitales no tienen presupuesto suficiente para hacer frente a la magnitud de la pandemia.

Actualmente, el uso de mascarilla es voluntario y solo el 14% de la población mexicana se ha vacunado.

Presidente de México
Andrés Manuel López Obrador | AFP