El hallazgo del cuerpo de una mujer con signos de ser estrangulada y quemada, sacó a la luz uno de los crímenes más terribles y enigmáticos de nuestro país.

Se trata del asesinato de Ema González, quien había desparecido el 30 de enero de 2014, y cuyos restos fueron encontrados el 9 de marzo de ese año, en un sitio eriazo de la Ruta 78 de la comuna de Maipú.

De acuerdo a los antecedentes del caso, la mujer de 30 años fue reportada como desaparecida luego de salir de su casa de la población La Victoria en Pedro Aguirre Cerda.

Ema tenía un hijo, y al momento de desparecer estaba embarazada. “Cuando le dijeron que era niñita estaba contenta”, recordó Ema Basoalto, madre de la víctima, en una reciente conversación con Carlos Pinto para el matinal de Chilevisión.

Asimismo, la mujer enfrentaba una compleja situación en la relación amorosa con su nueva pareja, hasta que ambos decidieron separarse y ella decidió volver a la casa de sus padres. “Nosotros la apoyábamos”, afirmó su madre.

Aún así, su permanencia en el hogar era intermitente, y se enfrentaba al peligro de recaer en las drogas. “Ella llegaba y se iba”, dijo el padre de Ema, Francisco González.

“Siempre estábamos pendientes de ella, porque cuando salía se quedaba afuera, por el vicio a la droga. Igual la aconsejábamos. Ella no fue mala madre, siempre estaba pendiente de sus niños”, agregó Basoalto.

“A mí todas las juntas que tenía no me gustaban, pero como no me podía ir en contra, tratábamos de mantenerlas distantes, fuera de la casa”, admitió el padre. “Ella cambió mucho. Con su pareja empezó a consumir”, apuntó la madre.

En ese trascurso, Francisco intentó ingresarla en un recinto para tratar su adicción, pero al ser mayor de edad, era ella quien debía dar el paso.

Archivo CHV
Archivo CHV

Salió para no regresar

Aquel día de su desaparición, Ema se vistió con su mejor ropa para salir. “Me dijo: ‘Mamita ¿Cómo me veo?’ Yo le dije que se veía hermosa, bonita. Esa fue la última vez que la vi”, recordó Basoalto.

Los padres de la mujer hicieron vigilia durante toda la noche esperando su regreso, pero todo indicaba que llegaría al día siguiente.

Cuando amaneció, su padre salió a buscarla por las calles, y al no tener resultados, puso una denuncia por presunta desgracia. “Algunos me decían que andaba en un sitio eriazo con un muchacho… nosotros recorrimos todos los lugares“, dijo González.

“Después hubo otros rumores. Un día vino una niña acá a decir que a Ema la habían quemado y ahí empezamos a asustarnos“, reconoció la madre.

Tras los primeros días de búsqueda, apareció el primer sospechoso en el caso. Se trataba de un sujeto apodado como “El Chispa”, quien solía dormir en una camioneta abandonada. Al interior del vehículo fueron encontrados unos calcetines y ropa interior de mujer, la cual fue reconocida por la madre de Ema.

Estas pruebas fueron entregadas a la policía, pero hasta el día de hoy no han tenido respuesta sobre los resultados de los análisis.

Fue así como el padre de Ema siguió buscando por su cuenta en los sitios que les recomendaba la gente. “Empezamos a hacer hoyos y escarbar en todos los lugares”, recordó.

El terrible hallazgo

40 días después, un hombre dio aviso del hallazgo del cuerpo de una mujer en el kilómetro 5 de la Ruta 78, a unos 70 metros del lugar, entre unos matorrales.

Luego del análisis del Servicio Médico Legal, se confirmó que el cadáver correspondía a Ema. Sin embargo, no se realizaron exámenes de ADN con los padres.

Captura CHV | Archivo
Captura CHV | Archivo

De acuerdo a los informes, la víctima había sido estrangulada, violada y quemada.

Corresponde a una muerte tardía, de al menos 4 semanas de evolución, considerando las características climáticas y ambientales del hallazgo”, detalla el informe forense.

“Yo esperaba ver algo para reconocer a mi hija, pero no había por dónde”, precisó Basoalto sobre el estado en el que se encontraba el cadáver.

Asimismo, cuestionó la labor de la policía en el caso de su hija. “No salían a buscarla, no investigaron nada. No tomaron a ningún detenido. Fue todo tan malo“, denunció.

“El Servicio Médico Legal dejó piel de ella para periciarla y ver si había huellas. Quedó ropa de ella también. Nunca nos llamaron. Nada nos dejó conforme. Ni siquiera sabemos si era ella la que enterramos“, cuestionó finalmente.

A 7 años de su muerte, el caso sigue sin detenidos y la familia de Ema permanece sumida en la incertidumbre de saber qué pasó realmente con ella.