A más de un año del inicio de la pandemia, en el mundo entero se vive la llamada ‘segunda ola’ del coronavirus, donde los contagios vuelven al alza y nuevamente colapsan los sistemas de salud, obligando a las autoridades a decretar restricciones mucho más estrictas.

En esa línea, Filipinas es uno de los países más complicados en cuanto a las sanciones para quienes no cumplen, y así quedó en evidencia esta semana cuando se dio a conocer un dramático caso.

El pasado 1 de abril, Darren Manaog Peñaredondo, un ciudadano de 28 años, salió de su casa a comprar agua cerca de las seis de la tarde, que es justamente la hora en que comienza el toque de queda en ese país. Por lo mismo, la policía terminó deteniéndolo junto a otras personas infractoras.

Según CNN Filipinas, afiliado de CNN, el hombre fue obligado a realizar más de 100 sentadillas, exigencia que tras un par de días lo llevó a perder la vida.

control policial en filipinas
AFP

Su corazón dejó de latir

Según relató la esposa, su marido le contó que los llevaron a la plaza Malabon, frente al salón municipal. “Les dijeron que hicieran 100 sentadillas. La Policía también les advirtió que, si no estaban sincronizados, repetirían el ejercicio”, declaró Reichelyn Balce.

Tras lo ocurrido, Darren llegó a su casa con muchísimo dolor en las rodillas y los muslos. El 3 de abril, las molestias se incrementaron al punto en que no podía levantarse y se arrastraba por el piso.

“Comenzó a convulsionar el sábado, pero pudimos reanimarlo en casa. Luego su cuerpo falló, así que lo reanimamos nuevamente, pero ya estaba en coma”, dijo la mujer, quien detalló que su esposo fue trasladado de urgencia a un centro asistencial, donde quedó en coma y finalmente falleció a eso de las 10 de la noche.

Según consigna Meganoticias, el alcalde de la localidad filipina, Antonio Ferrer, envió sus condolencias a la familia y dijo que se abriría una investigación sobre el incidente, que además se manejará como “supuesta tortura”.

“Espero que podamos tener claridad inmediata sobre los eventos y dar tranquilidad a la familia”, sentenció Ferrer.

Brutalidad policial

En un comunicado publicado en marzo, la organización Human Rights Watch (HRW) puso el ojo en informes que señalaban que funcionarios de policía habían encerrado a cinco jóvenes dentro de una jaula para perros por violar la cuarentena.

Según estos documentos, también obligaron a personas a sentarse al sol del mediodía como castigo por no respetar el toque de queda.

Carlos Conde, investigador principal de HRW con sede en Filipinas, dijo a CNN que los casos en aumento muestran que las medidas en ese país no han funcionado. “El problema clave es que el gobierno está tratando el COVID-19 como un problema de seguridad pública, no como un problema de salud. Los roles descomunales otorgados a los militares y la policía solo han aumentado la prevalencia de tácticas policiales agresivas”, advirtió.

“Creo que la policía, los militares y el gobierno local se han envalentonado para cometer violaciones de derechos humanos aún más durante la pandemia”, concluyó.