El hallazgo de una mujer y sus tres hijos muertos al interior de su casa, tiene conmocionados a sus vecinos de Tullamarine, en el noroeste de Melbourne.

El esposo de Katie Perinovic (42), Tomislav Perinovic (48) alertó a la policía, la que llegó hasta la vivienda.

Allí se encontraron con la terrible escena: la mujer y sus hijos, Matthew de tres años, Claire de 7 y Anna de 5, no tenían signos vitales.

El subcomisionado interino Bob Hill, aseguró que el hombre “es una persona de interés y está ayudando a la policía con nuestras investigaciones”.

Y agregó: “No deberíamos sacar ninguna conclusión en este momento en cuanto a su culpabilidad. Si uno lo hiciera, sería tremendamente injusto”.

Lo anterior, pues no había denuncias de violencia familiar en el hogar, informó ABC News, citado por BioBioChile.

Por su parte, Mark Galliott, comisionado adjunto interino añadió que era difícil de entender una pérdida de vidas como éstas, sobre todo cuando incluía a niños.

“Esto tendrá efectos duraderos en la policía que atendió, en la familia extendida, la comunidad, el vecindario, los servicios de emergencia y todos los demás involucrados”, expresó.

El comisionado añadió que “serán recuerdos de por vida con los que tendrán que lidiar, por lo que nos aseguraremos de que el bienestar de nuestros miembros y los servicios de emergencia que asistieron sean primordiales”.

Niños “amables y felices”

Marie Groves, vecina de la familia, aseguró en entrevista con ABC News que sus hijos habían compartido en muchas ocasiones con los niños fallecidos.

Por ello, estaba conmocionada con sus pérdidas, pues solo hace unas semanas habían estado en su casa, en el cumpleaños de su hija.

“Estas son personas que han pasado tiempo en mi casa, mis hijos aman a sus hijos”, dijo la mujer. A su vez, muy afectada, expresó que no sabía cómo le daría esta noticia a los pequeños.

Conmocionado también estaba otro vecino, John Constantino, quien aseguró que Katie Perinovic era “una de las personas más agradables que conocerías. Ella era muy querida por aquí”.

Finalmente, Tara, otra mujer que vive en el sector, recordó que los niños eran “hermosos, muy amables y felices”.