“No denuncies. Tu tío está demente, tu tío está perdido”, habrían sido las palabras del Papa Francisco al enterarse que, tras años de terapia, Sergio Decuyper había recordado que fue abusado cuando era niño por su tío, el sacerdote José Francisco Decuyper.

Luego de cinco años tratando de comprender el origen de alguno de sus problemas, en febrero de 2019 y por la visita a una casa similar a la de sus abuelos, Decuyper recordó el abuso, el que su mente había borrado como mecanismo de defensa.

Como católico, Sergio le escribió una carta al Papa Francisco solicitando su ayuda e incluso habría logrado reunirse con él. Sin embargo, acusa que sus respuestas solo apuntaban a que se mantuviera en silencio.

La última vez que lo vi fue en septiembre, cuando me dijo: ‘No denuncies. Tu tío está demente, tu tío está perdido“, aseguró, en referencia a que el hombre acusado padece Alzheirmer.

Según lo consignado por BioBioChile, Sergio actualmente vive en España, donde se mudó el 2002 con su exmujer, con quien tuvo dos hijos. Fue su apoyo el que le ayudó a darse cuenta de lo que estaba pasando.

“Me casé joven. Con mi exesposa éramos súper religiosos (…) Aunque estamos separados, hacemos trabajo en equipo. Hace muy poco salí del armario. Parece una película de Almodóvar mi vida”, sostuvo.

Siempre fui homosexual, pero por mi educación, no lo pude asumir. La que me ayudó a asumirlo fue mi exmujer. Fue ella también la que se dio cuenta que yo tenía muchos síntomas de abuso”, acotó.

Sin embargo y si bien nunca supo a qué se debían, los síntomas aparecieron en su adolescencia: migrañas, enojos, ataques de ansiedad.

El abuso fue tan fuerte que mi mente lo encapsuló. Fue un mecanismo de defensa. Recién ahora lo puedo hablar, pero hace un año no podía. Me costaba mucho expresarme“, comentó.

Sergio señaló que el apoyo de su familia y seres queridos lo animó a avanzar en la acusación contra su tío: una denuncia penal y una presentación en el Vaticano para que se avance en una investigación canónica.

Investigación

Sobre sus motivaciones, el hombre afirmó que “primero conseguir salud. Animo a las víctimas a hablar, pero sabiendo que hay que ser realistas. Yo tengo un sistema de contención muy fuerte. Por eso, pienso que quisiera crear, por ejemplo, un sistema para las víctimas en Paraná. Que empiece ahí. Los sueños hay que empezarlos de a poquito”.

No obstante, Sergio tiene sus temores. “Tanto el obispo de Paraná como el Papa me parecen ancianos que no tienen experiencia. O son muy inteligentes y malos, o son muy inmaduros. Me queda la duda”, acotó.

Yo a veces creo que son personas inmaduras que no saben tratar el tema sexual y se les está convirtiendo en un problema enorme. Ellos me escuchan, me respetan, pero en los consejos que me han dado siempre protegieron más al abusador que a mí“, dijo.