El estado estadounidense de Michigan acordó pagar hasta 600 millones de dólares para zanjar el escándalo de la contaminación por plomo de la red de agua potable de Flint, después de años de espera de los afectados.

“Lo que pasó en Flint no debió haber pasado nunca”, dijo la gobernadora demócrata del estado, Gretchen Whitmer. “Hará falta tiempo para que Flint sane”, añadió en una declaración por video.

Los fondos serán destinados principalmente a los niños de esta antigua ciudad industrial, informaron los medios, en un caso que se convirtió en símbolo de la injusticia social en Estados Unidos.

Los detalles del acuerdo, resultado de 18 meses de duras negociaciones, se revelarán al final de la semana.

Más de la mitad del monto total de los daños se pagará en beneficio de las víctimas que tenían seis años o menos para la época en que el agua era nociva, dijo The Washington Post.

El agua contaminada con plomo en Flint, una ciudad enclavada en la región de los Grandes Lagos y muy golpeada económicamente, es uno de los peores escándalos sanitarios de los últimos años en Estados Unidos.

La tragedia fue provocada por la decisión tomada en 2014 por el entonces gobernador de Michigan, el republicano Richard Snyder, de cambiar la fuente de aprovisionamiento de agua de la ciudad para ahorrar dinero.

El agua ácida y contaminada del río local, que sustituyó al agua pura del cercano lago Huron, corroyó las tuberías del sistema de distribución, exponiendo a los residentes al envenenamiento por plomo.

Entre 18.000 y 20.000 niños vivían en Flint mientras ocurría esta dramática contaminación.

Muchos residentes de Flint continúan bebiendo agua embotellada en la actualidad, aunque el sistema de distribución volvió a estar abastecido por el lago y las tuberías de plomo han sido en su mayoría reemplazadas.

El envenenamiento por plomo de miles de niños de Flint amenaza con tener consecuencias catastróficas para su salud durante décadas.

Al menos 12 personas también han muerto a causa de la enfermedad del legionario, una forma grave de pulmonía producida por el contacto con una bacteria que se ha encontrado en los sistemas de suministro de aguas.

Para muchos, el escándalo del agua envenenada de Flint ilustra el “racismo ambiental” que opera en Estados Unidos.

La frase hace referencia a la exposición desproporcionada de los afroestadounidenses a los contaminantes del aire, el agua o el suelo.

Alrededor del 57% de los 100.000 residentes de Flint son negros y más de un tercio vive por debajo del umbral de pobreza.