En medio de la crisis por el coronavirus en todo el mundo, los presidentes han tomado duras decisiones para evitar que se propague el virus. En este sentido, llamó la atención lo expresado por Rodrigo Duterte, el mandatario de Filipinas, que lanzó una polémica orden a sus fuerzas armadas.

El presidente en conferencia de prensa explicó que todos los que no cumplan con la cuarentena, recibirán un castigo brutal: un disparo. Y es que Duterte quiere frenar a toda costa la expansión del COVID-19 que ya supera los 2.300 casos en su país, y que ha cobrado la vida de más de 90 personas.

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“Mis órdenes son para la policía y el ejército. Si hay problemas o surge una situación en que la gente pelea y sus vidas están en peligro, disparen a matar”, lanzó el mandatario, en un momento que rápidamente se hizo viral.

Las frases de Duterte no pasaron desapercibidas, sobre todo porque ocurrió luego de las manifestaciones ocurridas en el barrio de San Roque, en Manila, donde se protestó contra las autoridades, ya que si bien se han tomado medidas sanitarias, no ha habido anuncios económicos para ir en ayuda de los barrios más pobres.

“¿Entendieron? A matar. En vez de que causen problemas, yo los voy a mandar a la tumba”, reiteró el presidente, que quiere detener la expansión del virus, aunque le cueste la vida de algunos de sus compatriotas.

En este contexto, el mandatario acusó a los partidos de izquierda por querer desestabilizar el país en este tiempo de crisis: “Izquierdistas, ustedes no son el gobierno. No anden por ahí causando problemas y disturbios porque ordenaré su detención hasta que finalice el brote”.