Transcurría la noche del 3 de diciembre de 1989, y en la localidad estadounidense de Lorton en Virginia, Tammy Brannen y su hija de 5 años, celebraban en una fiesta navideña que se llevaba a cabo en un complejo de departamentos.

A eso de las 22 horas, la pequeña Melissa Brannen preguntó si podía ir a buscar un puñado más de papas fritas. “Sí”, le dijo su madre, sin sospechar que sería la última vez que la vería.

Tras salir en su búsqueda, Tammy encontró una ventana abierta en una habitación de servicio y comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Desde ese momento, Caleb D. Hughes, el jardinero que llevaba solo tres semanas trabajando en el lugar, se convirtió en el principal sospechoso, y se dio a la fuga.

Aunque vivía en Woodbridge, a menos de 10 millas de Lorton, pasaron más de dos horas y media antes de que regresara a su casa. Cuando lo hizo, inmediatamente se lavó la ropa y los zapatos. Sin duda, una actitud que despertó sospechas en los detectives.

Missing Unsolved Not Forgotten | Instagram
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En su declaración a la policía, Hughes señaló que se demoró en llegar al inmueble aquella noche, porque decidió tomar una ruta más larga y se detuvo para comprar cerveza en una tienda. Sin embargo, la empresa mencionada ya no operaba en el estado de Virginia.

Dos años después de la desaparición de la menor, Hughes fue arrestado por violar la orden de libertad condicional, por una condena previa por robo de automóviles. Pero eso no fue todo, ya que en su vehículo se encontraron fibras azules del blazer que llevaba la madre de la niña la noche de la fiesta, y las cuales podrían haberse transferido a la ropa de Melissa.

Con esta y otras pruebas en su contra, Hughes fue sentenciado a 50 años de cárcel por el delito de secuestro. Sin embargo, tras apelar, le otorgaron la libertad condicional en agosto pasado y actualmente vive en Lynchburg.

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“(Hughes) no negó haberse llevado a mi hija, pero no lo confirmó”, dijo Tammy, tras una breve conversación con el acusado, según consigna Washington Post. “Le dije que sabía que se había llevado a mi hija (…) Todo lo que quería saber era dónde estaba. En un momento pensé que me lo iba a decir, pero no lo hizo“, recordó la mujer.

La madre se negó a que su hija fuera declarada muerta, y mantuvo la esperanza de encontrarla con vida. De este modo la desaparición de Melissa fue considerada oficialmente un homicidio sin resolver.

Mel Storni | Instagram
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A tres décadas de su desaparición, la policía sigue en la búsqueda de su cuerpo. “Los restos de Melissa están en alguna parte y las fuerzas del orden nunca se darán por vencidos con el caso. Ella y su familia no se merecen menos”, aseguró el abogado de Fairfax Commonwealth, Raymond F. Morrogh.

“Extraño a mi hija todos los días. Han pasado 30 años, pero eso no me impide extrañarla“, expresó Tammy, quien tras volver a casarse, mantuvo su apellido para que su hija pudiera encontrarla algún día.