Misteriosa, reservada, cauta. Una mujer que no duerme con su marido y habla a través de su ropa. La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, está decidida a ser ella misma y no necesita que nadie la salve, asegura una biografía no autorizada.

Así la presenta Kate Bennett, la corresponsal de la CNN en la Casa Blanca, que cubre a la esposa del presidente Donald Trump, en su libro Free, Melania (Melania, libre), que sale a la venta en Estados Unidos el martes.

La exmodelo nacida en Eslovania “ha luchado contra el estereotipo de que es distante, huraña, incluso de que está ‘atrapada’ en la Casa Blanca, como lo sugirió la etiqueta #FreeMelania, que generó memes” en las redes sociales, dice Bennett.

“Cálida a veces, otras con cara de piedra”, la espigada mujer de 49 años sigue generando interrogantes tres años después del triunfo electoral de su marido, un magnate inmobiliario de 73 años con quien se casó en 2005.

Pero Bennett advierte que está lejos de ser la dócil tercera esposa de un multimillonario extremadamente mediático acusado de ser un mujeriego en serie, hoy inquilino de la Casa Blanca.

“Melania Trump es mucho más poderosa e influyente con su esposo de lo que piensan”, dice esta periodista de CNN, una cadena que el presidente estadounidense declaró enemiga de su gobierno.

Ivanka, Michelle y Karen

El libro, que cita numerosas fuentes pero no incluye declaraciones de la propia Melania Trump, confirma los reportes de que fue ella quien propició el despido de una alta funcionaria de seguridad nacional de la Casa Blanca, Mira Ricardel, después de sentirse menospreciada durante un viaje a África en octubre de 2018.

“Melania Trump, según una fuente familiar, pesa a menudo sobre las decisiones de su esposo, tanto en lo político como en la forma en que maneja a su personal”, escribe Bennett.

La autora también se refiere a Ivanka Trump, la hija mayor del presidente, a quien muchas veces la primera dama percibe como una usurpadora de su papel.

Bennett asegura que Melania Trump, quien suele mandar mensajes a través de sus atuendos, le hablaba a su hijastra cuando en junio de 2018 vistió la polémica chaqueta verde oliva con la inscripción con letras blancas en la espalda: “Realmente no me importa. ¿Y a ti?”

“Hay grietas en la fachada del cálido vínculo entre las dos mujeres más cercanas e influyentes del presidente”, dice.

Otrora editora de moda, Bennett ahonda en la relación de Melania Trump con la ropa. Según ella, cuando la primera dama se pone pantalones, las cosas no van bien con su marido, “porque a Trump le gusta ver mujeres con vestidos ajustados, cortos, súper sexy y femeninos”.

El libro menciona asimismo la “culpa” que sintió Melania Trump luego de su discurso en la Convención Nacional Republicana, que incluía partes de uno pronunciado antes por la exprimera dama Michelle Obama.

Y Bennett señala, a través de una anécdota sobre un vuelo en un avión militar, que la esposa de Trump no parece tener una relación cercana con Karen Pence, la esposa del vicepresidente Mike Pence.

Cama propia

La periodista también revela aspectos de la vida privada de Melania Trump, entre otros, que dispone de una suite en el tercer piso de la residencia presidencial, justo encima del dormitorio principal que ocupa su esposo.

Además de ese espacio, donde antes se hospedaba la suegra del expresidente Barack Obama, Marian Robinson, Melania Trump tiene su propio lugar para peinarse y maquillarse, y otro para hacer ejercicio que incluye una máquina de Pilates.

Sobre el problema “benigno” de riñón que la dejó fuera de la escena pública por 25 días, Bennett cuenta que la primera dama sufrió mucho más de lo que se dijo. “No fue menor”, asegura.

¿Es Melania Trump una prisionera de su marido, como se ha dicho? Bennett no duda de su independencia: “No necesita liberación de ningún tipo”.