La crisis ha golpeado a la industria de los confites, tal como quedó en evidencia lo sucedido con el fabricante del mítico “Calugón Pelayo”, quien se declaró en quiebra.

Se trata de Alimentos Pelayo Monroy S.A., ubicado en la comuna de La Granja, que debió cerrar su tradicional fábrica luego de casi 50 años elaborando la tradicional caluga de leche y nuez.

Si bien la empresa dio sus primeros pasos en los años 70, fue una década más tarde que el calugón Pelayo se masificó en kioskos y negocios de barrio, y también entre los vendedores que se subían a las micros, junto a otros confites como la pastilla “1/2 hora”.

En 2006 la empresa supermercadista Alvi, cuando aún estaba en manos de la familia Villablanca y D&S (actual Walmart Chile) le ofreció comprar la marca.

De esta forma, Pelayo continuó en el negocio de los confites pero ahora bajo el nombre de Dulces Monroy. No obstante, sus clientes resintieron el cambio, cayendo en picada.

Finalmente a principios de año se declaró en quiebra ante la imposibilidad de cubrir sus deudas por unos 430 millones de pesos, por lo cual se inició el proceso de liquidación forzosa en el 1º Juzgado Civil de San Miguel, según informa El Mercurio.

Producto de esto último, ya se liquidaron algunos de sus activos, desde la fábrica de La Granja y un predio en Chiñigue, hasta los muebles de las oficinas ubicadas en la Ciudad Empresarial y una bodega en Quilicura, añade el matutino.

Ante el proceso de quiebre, 34 personas fueron desvinculadas de la empresa, pese a que se aseguró desde el entorno de la empresa, que se les logró pagar sus sueldos.

Consultado por El Mercurio, en tanto, el empresario confitero declinó hacer comentarios al respecto. No obstante, Confites “Pelayo” continúa dentro del portafolio de marcas propias de SMU, en manos del empresario Álvaro Saieh.