Tras semanas de discusión, hace unos días se aprobó la restricción horaria en varias comunas del país. Esta medida, que comenzará a regir a contar del primer fin de semana de agosto 2019, tiene como objetivo disminuir el consumo de drogas y alcohol en adolescentes, que tiene a nuestro país en el primer lugar de consumo de Latinoamérica.

El tema ya está instalado. Los alcaldes de las comunas de Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida, Lo Barnechea, Colina, Antofagasta y Quilpué firmaron el pasado viernes el acuerdo que limitará la circulación de menores de 16 años en vía pública. Las conclusiones que entregó el 12º Estudio Nacional de Drogas en la población escolar de Senda, donde los jóvenes chilenos presentaron los mayores índices de consumo de Latinoamérica, generó gran preocupación en la sociedad y autoridades.

Al respecto, María José Cohen, psicóloga infanto-juvenil de Nueva Clínica Cordillera, indicó que los resultados positivos que arrojó la consulta ciudadana sobre esta medida, y que posteriormente se convirtió en un hecho, revela la preocupación que tienen los padres con respecto a lo que están haciendo sus hijos adolescentes fuera de la casa.

“La apertura a la información que brinda la tecnología, las redes sociales y otras fuentes, provocan que los adolescentes de hoy tiendan a probar muchas más actividades y sustancias, las cuales se pueden clasificar como conductas de riesgo. En este sentido, los padres deberían identificar dichas conductas e instruir a sus hijos; dialogando acerca de las consecuencias en su desarrollo y promoviendo la toma de decisiones sobre la base de si me hace bien o no, me aporta o no”, destacó Cohen.

La medida de restringir el horario de circulación nocturno en adolescentes, fue impulsada con base en las cifras de consumo de alcohol y drogas en los jóvenes: de este grupo humano, uno de cada tres consumió marihuana y un 64% dice haberse embriagado en el último mes.

Al respecto, Patricio Labatut, gerente general de Global Partners, empresa que se especializa en implementar espacios de trabajo seguros y saludables, indicó que “los adolescentes son los futuros trabajadores del país. Entonces, en la medida de que los jóvenes empiecen a consumir a temprana edad, considerando que estas conductas muchas veces se transforman en problemáticas, se crea una cultura del consumo que en la edad laboral genera un conflicto mayor”.

Labatut agregó que, según los estudios, la iniciación de consumo de estas sustancias en adolescentes, entre 13 y 14 años, aumenta en un 50% la posibilidad de generar adicción. “Entonces, adicciones de este tipo en los trabajadores a futuro, implica consecuencias muy graves para la seguridad y salud del factor productivo más importante del país”, estimó el gerente de Global Partners.

Responsabilidad de los padres

Para la profesional de Nueva Clínica Cordillera, uno de los factores que influye en el consumo de drogas y alcohol en adolescentes, es que “los padres a veces están más preocupados del desempeño académico de sus hijos que de sus vidas fuera de los estudios. Por tanto, creo que siempre se podría hacer un poco más en lo que respecta a la educación sobre la prevención del consumo de drogas y alcohol”, enfatizó.

Por lo mismo, la psicóloga entregó una serie de consejos para los padres, entre los que se encuentran:

1) Promover el dialogo: Los padres deben cumplir un rol activo en la vida de sus hijos, no sólo preguntar cómo les fue en el colegio y pruebas, si no que interesarse en sus gustos, amistades y lo que está pasando en la vida de sus adolescentes.

2) Acercarse a ellos mediante sus propias vivencias, haciéndoles ver a sus hijos que ellos también fueron adolescentes.

3) No perder de vista la puesta de límites, una cosa es empatizar con nuestros hijos, pero siempre con reglas claras.

4) Ver documentales o películas (llamativas para ellos) acerca de lo que ocasionan las conductas de riesgo en adolescentes y adultos.

5) Promover la autonomía y seguridad en ellos mismos, con el fin de que se sientan capaces de decir no frente al llamado de las conductas de riesgo, aunque les digan que “todos lo hacen o, de lo contrario, son cobardes”.