Transcurría el mediodía del 8 de mayo de 1998, y la pequeña Natascha Kampusch de 10 años, caminaba al colegio en el distrito vienés de Donaustadt. Fue en ese momento cuando Wolfgang Přiklopil (36), un técnico en comunicaciones, la subió a su camioneta y la secuestró.

Desde aquel día, su familia empapeló la ciudad con fotografías de la menor y al poco tiempo el denominado “Caso Kampusch”, se convirtió en uno de los más dramáticos de la historia criminal austriaca y europea, generando gran conmoción a nivel mundial.

El 23 de agosto de 2006, y tras pasar 8 años en cautiverio, la joven aprovechó un momento de distracción de Priklopil y escapó del lugar. “Soy Natascha Kampusch, nacida el 17 de febrero de 1988”, dijo en la estación de policía de la ciudad de Deutsch Wagram.

Los primeros años de su cautiverio, Natascha vivió en el sótano de la casa, el cual medía 5 metros cuadrados. De a poco el sujeto la dejó subir al inmueble para que se bañara y le dio una radio para que escuchara las noticias. “Fue terrible darme cuenta que yo era solo un objeto para él”, expresó Kampusch en entrevista con el medio español Sin Filtros.

No fue hasta el 2005 cuando le permitió salir al jardín de vez en cuando. Un año después, la joven logró escapar mientras limpiaba el auto de Priklopil. “Lo más terrible fue no poder pedirle ayuda a nadie, que él dispusiera completamente de mí y en cualquier momento pudiera hacerme algo terrible sin que nadie se enterara”, lamentó la joven de hoy 31 años.

AFP
AFP

La libertad

“Creo que el día que me liberé, no sentí la libertad que me esperaba, pero era una sensación indescriptiblemente liberadora. Era algo que no pude imaginar durante mucho tiempo y que finalmente logré”, señaló.

“Había imaginado que la gente fuera más respetuosa, que sentiría más empatía, que trataría todo este asunto con respeto”, expresó. Sin embargo, Natascha reconoció que las personas la han tratado muy mal en redes sociales. “Entré a un mundo lleno de rechazo y odio, eso me hizo mucho daño”, precisó.

Según su perspectiva, Kampusch siente que las demás no comprendieron lo que el secuestro afectó su vida. “Solo vieron la primera entrevista (2006) que di en televisión y pensaron que era una niña que se había hecho famosa sin razón. Tampoco se entendían que yo desapareciera como niña y apareciera como adulta”, comentó.

AFP
AFP

Su nueva vida

Actualmente Kampusch vive en Viena, en un amplio departamento. “Tengo una vida muy gratificante, me encantan los proyectos creativos como mi marca de joyas con los que ayudo a otras personas”, expresó en entrevista con el programa Viva la vida de Telecinco, en septiembre pasado.

La joven señaló que ya no tiene pesadillas y que su vida es estable, a pesar de que reflexiona casi siempre sobre lo que le ocurrió. “Me siente en paz con el pasado”, reconoció.

No obstante, Natascha sigue acudiendo a terapia y a sesiones de orientación, a veces incluso tres veces por semana, esto tras ser diagnosticada con Trastorno por Estrés Postraumático. “Es como una enfermedad física, puede llegar a ser agotador”, especificó.

Además, ha participado activamente en proyectos solidarios, como en la defensa de los animales PETA y ha donado dinero a la familia de Elisabeth Fritzl, niña que fue encerrada y violada por su padre, en un sótano de su casa durante 24 años.

Captura Youtube
Captura Youtube

Es propietaria de la casa donde fue secuestrada

La casa donde Natascha vivió cerca de una década en cautiverio, fue entregada a la joven como indemnización por el daño. “El Estado puso la vivienda a mi disposición, pero una parte pertenecía a su madre. Así que la compré en su totalidad”, explicó.

De acuerdo a su relato, no quería que la casa cayera en las manos equivocadas, ni que se hiciera una especie de museo sobre el crimen. Aún así, reconoció que nunca más volvió a dormir ahí.