En la Corte de Apelaciones de Valparaíso se desarrollaron los alegatos del recurso de protección, presentado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), en favor de un joven de iniciales I.E.P.A, con trastorno de espectro autista (TEA), quien ha pasado por un largo periplo por centros de salud y del Sename en los últimos cuatro años, sin poder ser atendido de manera definitiva.

La historia de negligencias y maltratos del joven, ahora de 18 años de edad, comenzó cuando fue diagnosticado en el Cesfam de Concón y derivado a la Teletón cuando era niño.

Su madre y su abuela eran su única familia y vivió con ellas hasta 2015. El 16 de octubre de ese año su madre presentó una denuncia en su contra por lesiones menos graves y posteriormente fue abandonado, cuando un incendio consumió por completo la casa en la que vivían.

Ahí comenzó un largo periplo, el que incluyó pasos por el Hospital Gustavo Fricke, el Adriana Cousiño de Quintero, el hospital psiquiátrico de El Salvador y un recinto psiquiátrico de Putaendo, donde actualmente reside de manera temporal.

A esto se suma que el joven ingresó en mayo de 2016 al Pequeño Cottolengo de Quintero, organismo colaborador del Sename. Sólo un mes pasó para que el centro lo considerara incompatible con los cuidados y prestaciones que realiza. Pese a esto se mantuvo en esa institución hasta febrero de 2018.

El INDH en una misión de observación para conocer el estado del Pequeño Cottolengo conversó con su directora, quien les reconoció que el Juzgado de Garantía de Viña del Mar nunca debió derivarlo a ese centro, porque no contaban con las competencias para tratarlo.

Amarrado

Al respecto, el director regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Fernando Martínez, indicó que se pudo observar el daño que estaba sufriendo el joven por la falta de tratamiento, y fue considerado un peligro para los funcionarios, otros niños y para sí mismo, por lo que terminó encerrado en una sala vacía.

Y no sólo eso, pues según el recurso del INDH, en el hospital de Quintero, el joven “era atado de extremidades superiores e inferiores”, pues desde el centro hospitalario indicaron que “cuando se ha intentado desatarlo, presenta autoagresiones y agresiones” en contra de los funcionarios.

“El personal médico indicó que ‘el joven aprendió a desatar las amarras’, y relataron un episodio en que ‘se arrancó al baño, y lo encontraron jugando con sus heces fecales’, y, también refirieron que en ese momento ‘una funcionaria se encuentra con licencia debido a que fue mordida por el paciente’”, consigna la presentación del instituto.

En esa línea, el director regional del INDH indicó que el recurso de protección busca que el Estado se haga cargo de una oferta programática que tenga las características y capacidades para que el joven tenga el tratamiento adecuado y termine la vulneración de derechos fundamentales en su contra.

Aún sin solución

En septiembre de 2017 el Sename se comprometió a elaborar y remitir una oferta programática ante el tribunal de familia de Viña del Mar. Según acusa INDH, a la siguiente audiencia no llegó ningún abogado del servicio.

El 14 de noviembre de ese mismo año, la Dirección Regional del Sename finalmente presentó la oferta que consistía en la entrega de 30 millones de pesos como fondo de emergencia para ampliar o modificar las instalaciones del Pequeño Cottolengo. El centro, no obstante en esa ocasión se negó a firmar la oferta, argumentado que sólo resolvería el problema en el corto plazo.

Así las cosas, ahora debe resolver la Corte de Apelaciones de Valparaíso y encontrarle una solución definitiva al joven que sigue su periplo.

“Preocupados y ocupados”

Desde el Servicio Nacional de Menores, el director regional, Rachid Alay, señaló que tuvieron una activa participación: “Conseguimos un proyecto de 33 millones de pesos con dineros de nuestra institución para mejorar la infraestructura, donde este joven pudiese estar en proyecto de nuestra red”.

Asimismo, mencionó que en varias ocasiones se reunieron con el INDH, en la Dirección Regional, para poder dar cuenta de “cómo abordábamos en mejor forma este caso”.

“Vimos proyectos en la región que pudieran recibirlo y teníamos un ofrecimiento claro de uno de ellos para poder dar atención, (…) nos coordinamos con los Servicios de Salud, en resumen, estuvimos permanentemente preocupados y ocupados en poder dar cuenta de la mejor forma del destino de este joven”, aseguró.

Finalizó señalando que deben “seguir trabajando de manera incansable para así poder entregar una respuesta a este segmento de jóvenes que por sus características requieren de una atención especial, más vinculada al área de salud”.