Indonesia ejecutó este domingo a seis condenados por narcotráfico, uno de ellos brasileño, fusilado junto a otros cuatro extranjeros de Holanda, Vietnam, Malaui y Nigeria. Una decisión que dejó “consternada e indignada” a la presidenta de Brasil.

El brasileño Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, acusado de introducir cocaína en el país, fue fusilado en la costa sur de la isla de Java, donde hay una prisión de alta seguridad.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo sentirse “consternada e indignada” por este hecho, indicó un portavoz, ya que se trata del primer brasileño ejecutado en el exterior en tiempos de paz. Es por esto que, al igual que Holanda, decidió llamar a consultas a los embajadores de Indonesia.

Estos fusilamientos son las primeras penas capitales bajo la presidencia de Joko Widodo, que asumió el cargo en octubre. A pesar de su imagen reformista, Jokowi —el apodo con el que se le conoce— ha dado su apoyo a la pena de muerte en un país que tiene una estricta legislación contra el tráfico de drogas.

“La guerra contra la mafia de la droga no se puede llevar a cabo con medidas tímidas porque las drogas han arruinado la vida de los drogadictos y de sus familias”, dijo el presidente este domingo en un mensaje en Facebook.

Jokowi ya había advertido que condenados no recibirían el perdón presidencial porque el país se enfrenta a una “emergencia” en su lucha contra las drogas.