El papa Francisco sorprendió de nuevo al quebrar las estrictas reglas del Vaticano y nombrar cardenales a obispos que han dedicado su vida a pequeñas diócesis, lejos del poder y en contacto con la gente común de América Latina, Asia y África.

Para observadores y expertos en asuntos del Vaticano, el papa argentino no sólo siguió su propio criterio para designar a los 20 nuevos cardenales, -15 de ellos con derecho a voto en caso de elección del pontífice- sino que quiso “globalizar” o mejor “internacionalizar” al órgano rector de la Iglesia.

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Francisco, por segunda vez desde que fue elegido pontífice en marzo del 2013, decidió premiar con el título cardenalicio a representantes de países pobres y subdesarrollados, en este caso 18 naciones, 6 de las cuales no habían contado jamás con un cardenal: Cabo Verde, Tonga, Panamá, Birmania, Mozambique y Nueva Zelanda.

Todos ellos serán proclamados en el curso de una ceremonia solemne el 14 de febrero en el Vaticano, informó la agencia AFP.

El papa “quiere un colegio cardenalicio más universal y más representativo de todos los países”, explicaron fuentes religiosas.

Más que cálculos e indiscreciones sobre los nuevos elegidos, muchos de los cuales conocieron la noticia a través de parientes o medios de información, la lista con los nuevos purpurados refleja la idea de Iglesia que el papa jesuita impulsa: obispos humildes y sencillos, que han dedicado su vida a los emigrantes, a los pobres o trabajado en ciudades azotadas por la violencia, la pobreza y los conflictos.

De los quince nuevos cardenales con derecho a voto, sólo uno trabaja en la Curia Romana (el Prefecto de la Signatura Apostólica, el tribunal para los conflictos jurídicos), mientras tres vienen de Asia, tres de América Latina, dos de Oceanía y dos más de África.

Quebrando otro esquema, Francisco decidió que el colegio cardenalicio incluya a cinco nuevos miembros no electores, ancianos que superan los 80 años, los cuales han dado batallas abiertas y sin temor a repercusiones, a quienes nombró como un reconocimiento a su trabajo en el seno de la Iglesia.