El outsider multimillonario Donald Trump prestó juramento este viernes como 45° presidente de Estados Unidos, en el inicio de una nueva era política que promete sacudir a Washington y al mundo. En su discurso, agradeció al “magnífico” presidente saliente, Barack Obama.

La exestrella televisiva, quien no posee experiencia política y busca administrar el país con una perspectiva más cerrada al libre comercio y a los inmigrantes, sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama.

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La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.

Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.

| Protesta violenta

La capital del país fue tomada por decenas de miles de simpatizantes que agitaron banderas estadounidenses y usaron gorros de béisbol en los que se leyó “Devolver la grandeza a EEUU”, el eslogan electoral de Trump, pero también por manifestantes contra el racismo, los derechos de la mujer y los inmigrantes.

La mayoría de las protestas fueron pacíficas, pero una terminó en violencia: decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios y un banco y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos, constataron periodistas de la AFP.

“¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EEUU fascista!”, coreaban los manifestantes.

Los actos de investidura comenzaron con un oficio religioso en la pequeña iglesia episcopal de San Juan, desde donde Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron a la Casa Blanca.

Obama y su esposa Michelle los recibieron amablemente, de pie en la puerta, ella con un elegante vestido largo rojo oscuro. Melania utilizó un vestido y una torera de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la exprimera dama Jackie Kennedy.

Jim Watson | AFP Photo
Jim Watson | AFP Photo

Las dos parejas presidenciales tomaron un té y luego recorrieron juntos en una limusina los 4 km de la avenida Pensilvania, hasta llegar al Capitolio.

En las escalinatas del Congreso, Trump prestó juramento sobre dos biblias exactamente a las 12:00 horas locales (14:00 horas en Chile): una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.

Le observaron atentamente tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, y también su derrotada rival demócrata Hillary Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.

“Ahora tendremos fronteras fuertes, y eso creará más empleos. Ahora Estados Unidos volverá a ser grande, a ser fuerte. Solo alguien como Trump puede limpiar el desastre que es Washington”, dijo a la AFP Michael Hippolito, un policía retirado de 54 años vestido con ropa camuflada, que viajó desde Nueva York a la investidura.

Trump promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.

En el frente diplomático surgen grandes dudas. Los líderes del planeta se interrogan sobre cómo interpretar sus declaraciones, contradichas muchas veces por sus futuros ministros sobre las relaciones con Rusia o el acuerdo nuclear iraní.

| México, castigado

El gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a sólo una persona de raza negra y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).

Rob Carr | AFP Photo
Rob Carr | AFP Photo

La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro en la frontera con México y cobrárselo a los mexicanos quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.

También quiere renegociar o eliminar el TLCAN, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, así como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (del que son signatarios Chile, México y Perú, entre otros), medidas que junto a la pérdida de inversiones pueden arrastrar al vecino del sur de Estados Unidos a una recesión en 2017.

Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama y todo indica que será más agresivo con Venezuela.

A partir del lunes, primer día oficial de trabajo del nuevo presidente, se espera que firme varios decretos que desmantelarán medidas adoptadas por Obama, por ejemplo en cobertura de salud pública, y quizás en inmigración.

“Las cosas van a cambiar”, aseguró Trump el jueves.