Inspirado en Cuba y recogiendo su propia experiencia, Leonardo Falcón, hijo del actor de El Camionero de TVN Juan Falcón, se encuentra dirigiendo un gran montaje musical de teatro callejero que aborda las razones por las que una persona debe dejar su país.
Con 477.450 extranjeros residentes en Chile, nuestro país es el tercero del OCDE con mayor flujo de población inmigrante, lo que sin duda ha hecho variar notablemente el paisaje y realidad de la sociedad chilena actual. Como parte de la celebración de su quinto aniversario y manifestando su necesidad de vincularse con la comunidad, la Compañía de Estudiantes y Egresados de Teatro de la Universidad de Chile (Ceetuch), decidió hacerse cargo de esta temática a través de su nueva obra Inmigrantes, un gran montaje musical de teatro callejero que se estrenó el 17 de noviembre en la Sala Agustín Siré de la Universidad de Chile, y que estará en cartelera hasta el 26 del mismo mes.
Dirigido por Leonardo Falcón, la puesta cuenta con 10 actores y siete músicos en escena para mostrar el viaje físico y emocional que realiza un hombre que debe huir de su nación tras cometer un crimen, comenzando un particular recorrido por diferentes provincias del sur de su continente.
“Mi vínculo con la inmigración es evidente: soy hijo de un inmigrante y he vivido la transculturalidad. Tengo conocimiento de lo que significa estar entre dos mundos porque mantengo contacto permanente con la comunidad cubana. Obviamente eso me ha marcado. No es casual que a la hora de hacer una obra escoja un musical, le incluya salsa y hable de un lugar muy parecido a Cuba”, explicó el director sobre su experiencia como descendiente de inmigrante, al ser hijo del actor cubano Juan Falcón.
“Más que la inmigración en sí, me interesa abordar las razones que la provocan y para mí eso tiene que ver con que existen países subdesarrollados y países subdesarrollantes. Lugares que se alimentan con ese subdesarrollo a través de golpes de Estado, transnacionales, tratados de libre comercio, generando guerras, pobreza, etc. La obra hace un recorrido por culturas tercermundistas que han sido vejadas y condenadas por un sistema injusto”, agregó.
A un lustro de su conformación, desde el 13 de octubre la compañía ha celebrado en grande este especial aniversario con la reposición de sus anteriores trabajos: La revolución rota, Los papeleros y Ramón Ramón: La venganza popular de Santa María de Iquique, cerrando los festejos con el estreno de esta última apuesta, que tuvo un adelanto el primer fin de semana de noviembre en la explanada del Centro Cultural Estación Mapocho y ahora se presenta sólo dos fines de semana en su ex casa de estudios.
“Tratamos de hacer un sincretismo tomando tres zonas de una Latinoamérica posible. Desarrollamos una ideología de identidad latina que ayude a fomentar la unión y la transculturalidad en estos tiempos de gran inmigración. No fomentamos la migración sino la aceptación, desdibujando estos límites impuestos y apostando más por el sueño bolivariano, tomando como premisa que la única forma de terminar con la opresión es la unión de los oprimidos”, concluye.
Cabe recordar que ésta es no la primer obra que dirige Leonardo Falcón, pues en en mayo de este año debutó como director de teatro estrenando El Establecimiento.
Es igual a su padre
Leonardo tiene sólo 25 años y egresó en 2013 de Teatro en la Universidad de Chile. Sacó los mismos ojos de su padre, de quien aprendió a “ser caballero, gracioso, no tenerle miedo a la talla, reírse y hacer reír”, según comentó en una entrevista que concedió hace tres años a Las Últimas Noticias.
Sumado a ello, agregó que también aprendió a ser coqueto, agradable y bajo perfil. Sobre sus gustos, señaló que disfruta de hacer ejercicio y andar en bicicleta.
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