La súbita muerte del cantautor Juan Gabriel acaparaba este lunes las tapas de los periódicos de su natal México, donde sus admiradores se reunieron con flores y velas para llorarle y cantarle, mientras afamados músicos y mandatarios del continente americano expresaban su tributo y su pena.

En la mítica Plaza Garibaldi de Ciudad de México, donde se reúnen los tradicionales grupos de música mariachi, entonaban al son de guitarrones y trompetas la triste melodía de “Amor Eterno”, uno de los éxitos con que sacudió a Hispanoamérica y el mundo.

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Al fondo, frente a la estatua metálica de un Juan Gabriel con los brazos abiertos, decenas de personas se acercaban a ofrecer flores, cartas, afiches y velas para despedir al artista, fallecido el domingo a los 66 años tras un infarto fulminante en su casa de Santa Mónica, California (EEUU).

“Venimos a despedirnos de una forma simbólica, frente a su monumento, que es lo único que nos queda”, dijo a la AFP Patricia Medina, ama de casa de 36 años, mientras se tomaba fotografías frente al improvisado altar.

“Todas sus canciones tienen un mensaje. Y cuando las escucho es como revivir los momentos de mi vida”, añadió.

Autor e intérprete de cientos de canciones que fueron traducidas al francés, alemán, italiano e incluso japonés, Juan Gabriel vendió decenas de millones de discos y fue nominado en seis ocasiones a los Premios Grammy, ganándose seguidores en todo el mundo.

En una esquina de la plaza, un mariachi observaba en un quiosco el despliegue de las portadas de los diarios.

“El Divo se fue”, encabezó La Jornada, mientras Milenio utilizó en su tapa el título de “Fue un placer conocerte”, que da nombre a uno de los temas más conocidos del cantautor nacido en Michoacán (oeste).

Por su parte, El Universal hablaba de un “Juan Gabriel eterno”, e incluso el diario deportivo Récord le dedicaba el mensaje “Donde estés, hoy y siempre”.

“Cuando supe de la muerte no lo podía creer. Uno quiere pensar que no es cierto. Ese cariño que él no tuvo, supo darlo. Fue un ser maravilloso”, comentó Anabel Figueroa antes de unirse a un puñado de personas para corear, con lágrimas y la voz quebrada, sus estrofas.

“Como quisiera/ que tú vivieras/ que tus ojitos jamás se hubieran cerrado/ y estar mirándonos”, cantaban al unísono.

En Ciudad Juárez, una urbe fronteriza con Estados Unidos donde Juan Gabriel inició su carrera, decenas de personas se arremolinaban frente a su casa para dejar ofrendas, lo mismo que cerca de un puente internacional donde hay un enorme mural con su retrato.

| Pesar entre políticos y artistas

Este lunes, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto reiteró sus condolencias a la familia de Alberto Aguilera Valadéz -nombre real de Juan Gabriel- “y a todo el pueblo mexicano, que se encuentra bajo la tristeza de haber perdido a un gran artista y a uno de los suyos”.

Poco antes, el presidente venezolano Nicolás Maduro recordó cuando el llamado “Divo de Juárez” le cantó “Las mañanitas” para celebrar su cumpleaños en una visita a Caracas en 2014.

De su lado, el presidente Barack Obama rindió tributo a “uno de los más grandes de la música latina” y un artista que “trascendió fronteras”.

Juan Gabriel “hace de la canción mexicana una plegaria, un rencor, un amor fuera del mundo o una fiesta, esta herencia hizo una obra propia que llega a lo más profundo del mexicano”, estimó el ministro de Cultura de México, Rafael Tovar y de Teresa.

La esfera musical también le rindió tributo a uno de los 30 artistas latinos más influyentes, según Billboard.

| De las montañas a Hollywood

En Hollywood, seguidores del intérprete de “No me vuelo a enamorar” depositaron flores y velas en torno a la estrella con su nombre en el Paseo de la Fama.

Con sus extravagantes atuendos que iban del impecable traje de charro mexicano hasta coloridas capas con lentejuelas, Juan Gabriel se ganó popularidad mundial a golpe de románticas baladas y pegajosas melodías rancheras que muchas veces narraban sus humildes orígenes y su niñez solitaria.

En el seno de una familia de campesinos, Juan Gabriel nació el 7 de enero de 1950 entre empobrecidas colinas de Parácuaro.

Luego de que su padre fuera recluido en un hospital psiquiátrico, su madre se mudó a Ciudad Juárez y dejó a su hijo en un internado.

Cuando logró salir de ese lugar, probó suerte como músico en centros nocturnos y bares de poca fama de Ciudad Juárez y otras regiones del norte de México.

El viernes Juan Gabriel había ofrecido un concierto en Los Ángeles ante 17.000 espectadores, en el que cantó y bailó durante más de dos horas.

Y en una extraña coincidencia, el artista falleció el mismo día en que terminó la transmisión en México de una serie televisiva que relata su vida.