Jessica y Jeremy Martin-Weber, son dos padres que compartieron un potente mensaje a través de Facebook, donde explican por qué se rehúsan a exigirle a sus hijas un código de vestimenta recatado o modesto.

Los progenitores, que mantienen un blog llamado Beyond Moi, utilizaron esta plataforma para explicar sus “estándares de sencillez” respecto al vestuario de sus hijas, asegurando que no les enseñan ni fuerzan ninguna norma de “recato” referente a sus atuendos.

Lee también: Joven recibe emotivo regalo que su padre había planeado antes de morir: video es viral

Los Martin-Weber, indicaron que solo siguen los lineamientos de los lugares y organizaciones donde están, por lo que en el colegio ellas deben respetar el código de vestimenta, lo que es fácil pues la escuela a la que asisten no tiene ninguno. Igualmente, reconocieron que cuando les tocó usar uniforme, lo hicieron sin problemas.

El recato es demasiado subjetivo y el verdadero recato es sobre la actitud que tenemos en nuestros corazones. Para nosotros, forzar los estándares de recato tiene que ver con controlar a las personas y creemos que eso es contraproducente y socava nuestro compromiso con el respeto a la autonomía corporal“, escribieron.

Luego, agregaron que el recato en el vestir ha cambiado y seguirá cambiando conforme a la historia y las culturas, por lo que no están de acuerdo en aplicar “controles arbitrarios” a sus hijos.

La publicación fue acompañada por una foto de Jessica y Jeremy junto a sus dos hijas, explicando que para algunas personas, la ropa que ellas están usando en la imagen podría considerarse como recatada, no así para otros.

Beyond Moi | Facebook
Beyond Moi | Facebook

Estos padres también indicaron que cuando sus hijas se están vistiendo, a menudo le hacen preguntas para asegurarse de que estén realmente cómodas. Si pueden participar en diversas actividades sin tener que preocuparse por su atuendo, si es práctico para el clima, si están cómodas con las partes del cuerpo que están mostrando en sus looks, etc.

“Yo crecí con estándares de recato muy restrictivos, los que fui perdiendo conforme al paso del tiempo. Concentrarse en qué está bien o no para las personas que ven nuestros cuerpos, en mi opinión, conduce a la vergüenza. La vergüenza hace todo más difícil, incluso cuando se dan casos de ataques sexuales o de acoso, porque entonces uno se pregunta si acaso se vistió ‘mal’. Cuando fui atacada sexualmente, cuando era una adolescente, sentí vergüenza de contárselo a alguien, en parte porque había usado algo que me quedaba más ‘apretado’, y me culpé por lo que pasó“.

“‘Si solo no hubiese usado eso’, pensaba, no habría vivido nada de esto. No importaba que fuera mi novio y que haya pasado varias veces sin importar lo que estaba vistiendo”, agregó.

Por último, explicó que a pesar de las clásicas preguntas, ella y su marido respetarán siempre a sus hijas como seres individuales que pueden tomar sus propias decisiones respecto a qué vestir, aunque también dejarán en claro si tienen alguna preocupación al respecto.