La familia Bridier, de Texas, Estados Unidos, sufrió una de las penas más grandes que pueden tener los padres: la partida de su hija, debido a un grave tumor cerebral que terminó rápidamente con su vida.

La mala noticia llegó en agosto del 2016 cuando todos se fueron a México para disfrutar de unas relajadas vacaciones, pues fue en ese momento que la pequeña se cayó pasando a llevar la parte trasera de su cabeza.

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En un principio pensaron que no se trataba de nada grave, sin embargo, el golpe dejó fuertes consecuencias, principalmente con su vista. Tras notar que no había mejora, sus padres la llevaron al médico para ver qué era lo que realmente estaba pasando y recibieron la peor respuesta.

Un escáner reveló que Jade tenía un gran tumor en la base de su cerebro, el que la dejó sin la habilidad de caminar, de comer, e incluso, de hacer sus necesidades biológicas.

Vicky Cha Bridier | Facebook
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De acuerdo a Daily Mail, su última frase fue “mami, quiero ir a casa” y después de cinco días la pequeña falleció. “En mi corazón sabía que no viviría mucho desde que la diagnosticaron. Perdió sus habilidades tan rápidamente. No tuvimos tiempo para asimilarlo”, confesó su madre al diario británico.

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Cabe señalar, que actualmente su madre, de 42 años, dedicó su vida a crear conciencia sobre el cáncer y cómo prevenirlo, difundiendo continuamente información al respecto.