Una modelo de competencia de bikini subió más de 20 kilos a causa de la aparición de un tumor cerebral, que derivó en una degeneración dramática de su salud y su cuerpo en menos de un año.

En octubre de 2015 Vicki Pérez comenzó a notar que, de manera inexplicable, estaba subiendo muchos de peso. En menos de un año había subido de 58 a 78 kilos, su cara también se comenzó a ‘inflar’ y sus pies se hinchaban tanto que debió usar zapatillas de hombres.

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Fue entonces cuando se enteró que tenía la Enfermedad de Cushing a causa de altos niveles de cortisol, pero la peor noticia llegaría en febrero de 2016: un examen reveló que además tenía un tumor mortal en la glándula pituitaria.

Afortunadamente, tras reunir recursos a través de GoFundMe, la joven logró someterse a dos cirugías y comenzó un hermoso proceso de recuperación, compartiendo su historia de lucha para generar consciencia sobre la enfermedad que la afecta.

“El gimnasio y la vida sana siempre fueron mi pasión. Entreno todos los días y fue realmente impactante cuando me percaté de que mi carita se estaba poniendo redonda y blandita y que mis manos y pies se hinchaban como por retención de líquidos, estaban tan hinchados que ni mi ropa ni mis zapatos me entraban, me sentía hinchada todo el tiempo y perdí las ganas de salir de casa. Pero seguía entrenando sin darme cuenta que me estaba haciendo más daño”, recuerda Vicki, según consigna el medio estadounidense The New York Post.

GoFundMe
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En febrero de 2016 sufrió un shock anafiláctico. Se acostó con ronchas en la piel y la mañana siguiente despertó con la sensación de no poder respirar, sin embargo, luego de muchos exámenes los médicos no pudieron resolver qué sucedió y le dijeron que no pasaba nada malo, pero ella decidió ver a un especialista.

“Me hice los escáneres y vieron que tenía un tumor en el cerebro. En el hospital no supieron verlo. Pensé que iba a morir”, señaló la modelo, quien sin embargo, luego de las dos cirugías para remover los tumores comenzó una progresiva recuperación.

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“Dos días después de la primera cirugía mis pies estaban normales. Estaba emocionada, me sentía muy bien, me sentía increíble, pero un mes después volví al hospital para una segunda cirugía y la recuperación esa vez fue muy difícil. Me dolía moverme. Tuve que aprender a caminar de nuevo, a cómo correr de nuevo. Estaba enojada y lloraba todo el tiempo. La enfermedad juega con tus hormonas y te hace pensar que estás loca“, confiesa la mujer.

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Evidentemente, la recuperación será un largo y complicado camino para Vicki, pero apenas 8 meses después ha logrado bajar 10 kilos y ya puede usar zapatos y ropa normal.

“Es un proceso lento. No estoy 100% de vuelta a la normalidad y cualquier estrés emocional puede ser peligroso para mí y me puede hacer entrar en shock. Pero estoy empezando a ver las mejoras y ya me puedo enfocar en mi hijo y mis estudios de odontología. Mi hijo realmente sufrió al verme tan enferma, pero ahora soy capaz de pasar tiempo con él, está mucho mejor, no hace problemas ni miente en la escuela. Él es lo más importante, no podría haber superado esto sin él”, dijo la valiente madre.