La pequeña Erica Pratt de 7 años, caminaba con una amiga de vuelta a la casa de su abuela, con quien vivía en Filadelfia (EEUU). Era un día más, uno normal y feliz. El calendario marcaba 22 de julio de 2002, pero cerca de las nueve de la noche todo cambiaría.

Un hombre se bajó de un auto y tomó a Erica ante la estéril mirada de su amiga, quien trató de evitarlo, pero la empujaron lejos y se llevaron a la pequeña.

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La amiguita fue a avisar a la abuela de Erica, cuya hermana también estaba en la calle, pero afortunadamente a la vuelta de la esquina, no siendo divisada por los secuestradores. Una ardua búsqueda comenzó de inmediato.

Las horas corrían y no había información sobre el paradero de la pequeña de raza negra. Pero a diferencia de muchos casos horrorosos ocurridos en la zona, éste tendría un final más que feliz.

Luego del secuestro, Erica fue llevada a una casa abandonada en el norte de Filadelfia a unos 20 kilómetros de su casa, dijo la policía. Una vez allí sus captores le cubrieron los ojos, le ataron las manos y los pies con cinta aislante y la dejaron sola, encerrada en un oscuro sótano.

Poco después los secuestradores exigieron un rescate de 150.000 dólares a la abuela de la niña. Pero su plan se vino abajo un día después.

Según cuentan reportes de la época, del diario estadounidense Los Angeles Times y el The New York Times, la pequeña estuvo durante horas mordiendo la cinta adhesiva de sus manos hasta que logró soltarse. Luego, a tientas entre la oscuridad subió por la escalera, pero encontró la puerta cerrada.

Sin embargo, no se dejó vencer… pateó la puerta hasta abrir un pequeño forado en la parte blanda y salió arrastrándose. Luego, rompió la ventana y pidió ayuda a unos niños que jugaban en la calle. Erica logró escapar.

“Me asombra que una chica que sólo tiene 7 años haya tenido la inteligencia y la entereza para darse el tiempo para roer la cinta adhesiva y salir”, dijo el inspector jefe de la policía de Filadelfia Robert Davis, luego de llevar a la niña sana y salva a su hogar.

Edward Johnson, quien realizó el secuestro físico, y James Burns, el conductor de la escapad, fueron arrestados tres días después del secuestro, que habían cometido para obtener el dinero del rescate que pagaría la abuela de Pratt. Johnson se declaró culpable en mayo de 2003, mientras que Burns fue condenado un mes más tarde.

Johnson fue condenado a un mínimo de 10 años de prisión y a un máximo de 37, mientras que Burns recibió una condena mínima de 14 años y medio de prisión y una máxima de 49 años. La única lesión de la valiente Erica fue una córnea rayada.

Captura | Abc
Captura | Abc

Por qué apuntaron a la familia Pratt jamás quedó claro, aunque se dijo que la mujer habría recibido un dinero por una herencia, ella lo negó y pronto el caso pasó al olvido.

Controversia

La revista Time eligió a Erica su personaje de la semana tras su escape, dejando, sin embargo, una crítica bastante dura al sistema.

El caso de esta pequeña, que vivía en un barrio de clase media trabajadora en Filadelfia, ocurrió en un contexto donde otros secuestros con alto impacto mediático se tomaban la agenda, como los asesinatos de Danielle Van Dam y Samantha Runnion y la entonces misteriosa desaparición de Elizabeth Smart.

Todas esas pequeñas eran de raza blanca, también de clase media, pero de barrios exclusivos y tranquilos, donde este tipo de crímenes no ocurren con normalidad, por lo que suelen tener mayor cobertura.

La prestigiosa revista entonces afirmó: “Probablemente, nunca se hubieran enterado del caso de Erica, una niña de siete años secuestrada de una acera cerca de su casa el lunes por la noche, porque es de un barrio donde ocurren este tipo de cosas, o al menos donde creemos que lo ocurren. El área de Southwest Philadelphia donde ella vive es un lugar pobre donde el tráfico de drogas es común. No habrían tenido noticias de ella excepto por esto: se escapó. Y así, como un recordatorio de que no todos los secuestros terminan en lágrimas, Erica Pratt es nuestra Persona de la Semana”.

Especialistas denominan este fenómeno como Síndrome de la mujer blanca desaparecida, es una expresión de origen estadounidense que se refiere a la desproporcionada atención de los medios a casos de personas desaparecidas cuando éstas son mujeres jóvenes, atractivas, de clase media o media alta y de raza blanca, lo que no ocurre en casos de hombres o personas de otras clases o razas.

La vida después del secuestro

Poco se supo de Erica después de su milagroso escape. En 2013, más de 10 años después, fue entrevistada por Abc, luego de que una pequeña de 5 años fuera secuestrada en Filadelfia y contó lo difícil que fue crecer con los recuerdos.

“Fue difícil crecer”, reveló la chica que entonces tenía 17 años, ” a mayoría de las personas te habla de eso y tú no lo quieres recordar, no quieres ni siquiera pensar en ello. Pero ocurrió y debes lidiar con ello”.

Los recuerdos aún la persiguen.

Captura | ABC
Captura | ABC

“Es realmente espeluznante por la noche. Aún me pongo nerviosa cuando camino por las calles por la noche. Pero aunque nunca lo olvidaré, este calvario me hizo más fuerte”, aseveró.

En esa misma revista reveló que estudiaría veterinaria, ingresando en 2013 a la Universidad Agrónoma y Mecánica de Florida.