No fue una adolescencia fácil la de Savannah Ortiz, llegó a pesar casi 110 kilos y sus compañeros la llamaban “Monstruo de las Galletas”, como el personaje de Plaza Sésamo.
Sin embargo, un importante golpe la hizo abrir los ojos y su vida cambió para siempre. Hoy con 23 años luce una espectacular figura, que hace que los muchachos que la molestaban en la escuela ahora rueguen por sacarla en una cita.
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La joven logró bajar más de 40 kilos luego de que su madre sufriera la amputación de uno de sus pies producto de la diabetes. Según cuenta el medio británico Mirror, el impacto fue tan duro que decidió ponerle freno a su problema con el peso, el que comenzó cuando era una pequeña niña.
Hijas de una madre soltera con mucho trabajo, Savannah y su hermana, aprendieron a cocinar y además comían cualquier chatarra, como papas fritas, bebidas y dulces, para pasar el hambre mientras esperaban a su mamá.
“Siempre fui una niña grande, no necesariamente obesa, pero no tan pequeña como los otros niños. Mi hermana y yo teníamos que hacer la cena, así que los alimentos procesados y los postres estaban en el menú todas las noches, porque no teníamos a nadie diciéndonos que no podíamos hacerlo”, recuerda la muchacha.
“En la secundaria yo estaba muy deprimida, me contenía de hacer muchas cosas. Llegó al punto donde preferiría quedarme en casa en lugar de salir con amigos. El sobrepeso me hizo sentir muy sola, especialmente cuando se trataba de chicos, siempre fui la buena amiga, pero nunca la novia. Ningún tipo durante la secundaria podía mirar más allá del peso y salir con una chica porque tenía una buena personalidad, la vida no funciona así en esos años”, dice la joven, quien hoy, sin embargo, tiene un ‘ejército’ de hombres haciendo fila por una oportunidad para salir con ella.
“A veces, cuando veo las fotos del pasado, no puedo creer que esa en realidad era yo. Aún me saca lágrimas pensar en esa depresión que llevaba dentro, esos recuerdos. Cuando me paraba frente a un espejo me sentía asqueada, no había nada que me gustara de mi cuerpo, sólo quería que la grasa se fuera. El 95% de las personas que me llamaba gorda o se burlaba de mí. Me llamaban Monstruo de las Galletas y me mandaban a hacer dieta. Muchas veces me juzgaron por lo grande que era y no por la persona que era”, señala con algo de pena Savannah.
Fue justo entonces, cuando ella tenía 18 años, que su madre estuvo internada por 3 meses en el hospital, producto de complicaciones de la diabetes, lo que terminó causando la amputación de su pie.
“Estaba prácticamente en su lecho de muerte y yo no podía hacer nada. Algo me hizo click como nunca antes ‘yo puedo ser la próxima’. Estaba matando mi cuerpo desde adentro y mi corazón trabajaban mucho más de lo que debía para una persona de mi edad”, asegura la joven, que en ese momento comenzó a caminar 2 kilómetros diarios y siguió una dieta baja en carbohidratos y alta en proteína cárnica.
“Creo que la mitad de la lucha contra el peso tiene que ver con la falta de educación de la gente con respecto a qué es bueno y qué es malo. Comiendo sano y haciendo ejercicios simples, empecé a perder peso como si nada y eso cambió mi vida. Ahora soy mucho más extrovertida, me encanta conocer nuevas personas y probar cosas diferentes, cosas que antes jamás hubiese hecho por temor a que me llamaran gorda“, dice con confianza la guapa morena, que hoy da consejos de vida sana en sus cuentas de redes sociales. Todo un ejemplo.