Agustina Zapata fue una de las tantas víctimas que perdieron absolutamente todo luego de que las llamas arrasaran prácticamente por completo la localidad de Santa Olga, en la comuna de Constitución.

La mujer conversó con el matinal de Chilevisión, donde mostró lo que ‘quedó’ de su casa y contó el terrible drama que enfrenta tras la catástrofe.

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“Estaba tan contenta con mi casa, la había arreglado hace poquito, había construido otro bañito, porque tenía un baño dentro y otro afuera, estaba tan feliz y ahora quedamos sin nada“, comentó la angustiada mujer al periodista Francisco Sanfurgo, mientras en el estudio los animadores y panelistas se veían notablemente emocionados por la dramática situación.

“Lloré un buen poco y le pedí a Dios que me de fuerza, para soportar esta prueba, que nos dé fuerza para pararnos, que nos dé para empezar, de nuevo, para poder limpiar, que nos den una manito para algo. Somos personas de esfuerzo, de trabajo, con tan poco, porque esta zona, somos todos de trabajos madereros, forestales no más y ahora, quemándose los bosques, yo creo que los hombres van a quedar todos sin trabajo y no sé de donde vamos a sacar recursos para poder seguir subsistiendo”, sostuvo la mujer sin jamás perder la sonrisa ni la fuerza, cosa que inspiró un hermoso gesto.

Luego de escuchar su historia y destacar su actitud, Rafael Araneda le dio el pase a uno de los voceros de la fundación Desafío Levantemos Chile, que le dio a Agustina una gran noticia.

“Nos ha conmovido profundamente su historia, la actitud que tiene, su entereza, y es por eso que le queremos dar una mano… y le vamos a construir su casa, se la vamos a amoblar entera, para que pueda volver a pararse y sus sueños se vuelvan realidad una vez más”, reveló Nicolás Berril, Director Ejecutivo de Desafío levantemos Chile, sacando lágrimas de emoción de la esforzada mujer.

“Muchas gracias, mil gracias, qué emoción. Nosotros somos personas de mucho sacrificio, tratamos de trabajar hacer algo, pero ganamos muy poco. Si queremos una cocina a gas vamos a tener que encalillarnos por meses para poder pagarla, si ganamos una miseria, o para comprar un comedorcito. Si yo mismo tenía mi casita bien arreglada, con harto esfuerzo, pero la tenía…me costó tenerla, pero me decía a mí misma ‘cuando tenga una vejez, voy a tener donde descansar’, pero de un dos por tres nos quedamos sin nada”, dijo entre lágrimas Agustina, quien de corazón agradeció el aporte, destacando que donde hay tragedias, siempre hay personas de buen corazón.

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