De vez en cuando nos enteramos de diversas situaciones cotidianas que son compartidas en redes sociales y que gracias al relato de sus protagonistas se viralizan rápidamente.

Ese fue el caso de un chileno, quien en Facebook lleva el nombre de usuario Nacho Vigouroux, quien hace algunos días compartió una publicación en esa red social denunciando una práctica muy común y que, a su juicio, perpetúa el machismo en la sociedad.

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Las toallitas, o cómo el machismo nos sigue teniendo cagados“. Así tituló el joven padre a su largo texto. Allí describió una situación que observó en el supermercado cuando fue de compras un domingo cualquiera pues se le había acabado el detergente.

Una vez en el local, se percató de diversas ofertas y una de las que le llamó más la atención fue la de unas toallitas húmedas que estaban con un 40% de descuento, por lo que no lo pensó dos veces y llevó varias.

En ese momento observó a un pequeño tomar uno de los paquetes y gritarle feliz a su padre: “Acá las tengo papá”. No obstante, la alegría del pequeño se vio opacada por la ‘machista’ reacción del sujeto. “¿Y esas son? Pero, ¿Buscaste bien si hay de hombre?“.

Esa frase llamó profundamente la atención de ‘Nacho’. “Me dio rabia la hueá. Y luego me dio pena“, escribió al final de su publicación, exponiendo otras quejas acerca de la situación.

A continuación te dejamos su post completo:

Las toallitas, o cómo el machismo nos sigue teniendo cagados.

Domingo tipo 11:30. Me di cuenta que no hay detergente y sí un millón de kilos de ropa que lavar, así que, sin echarme ni una gotita de agua en la cara, pesqué un gorro, polera random y partí al supermercado.

Al llegar, empecé a cachar que había varias cuestiones en oferta, y dentro de todo, sí, las necesitaba, por lo tanto, empecé a fijarme más y bajarle el volumen a la radio. No sé por qué, pero si quiero mirar mejor algo, siempre le bajo el volumen a lo que escucho.

Por lo mismo, pude captar este diálogo en primerísimo primer plano.

Me fui al pasillo de las guaguas y vi que estaban las toallitas húmedas en super oferta, 40% de descuento.

Entonces empecé a cachar cuales eran las que estaban en oferta, y eran las huggies que aparecen en la foto.

Rosadas. Con “La ratona miquéi” en el envase, que realmente estaban a un precio ridículo.

Sin dudar pesqué y me aperé con un par, feliz de estar ahorrándome casi la mitad en estas cuestiones que se van más rápidas que quincena con sed y que nunca serán suficientes en la vida de una guagua.

Hasta que llega un cabrito chico, como de unos 7 años al lado mío y agarra un paquete y lo levanta, gritando a lo lejos “Acá las tengo papá! estas son” orgulloso de cumplir con el encargo.

Y llega el papá. Un tipo de unos 30 y algo, super viejo (wena oh!), con un crío de unos 2 años en el carro. Lo mira y le dice “¿Y esas son?” como sorprendido/decepcionado de lo que había encontrado su retoño mayor. “Pero, ¿buscaste bien, SI HAY DE HOMBRE?”

Calmao. Toallitas húmedas separadas por género.

De HOMBRE y de MUJER.

Sí hueón.

Claro que sí.

El cabro chico sin cachar mucho le dice “Pero si estas son las jaguis papá” como dudando si era por la marca el asunto y las revisaba por todos lados, sin encontrarles la pifia, a lo que el papá le dice “No, no, no nos sirven, son de mujer. Déjalas ahí”

Y el muy saco de hueas toma 2 paquetes de la otra marca, sin descuento, exactamente iguales, sólo porque estas tenían el envase un héteronormativo y convencional y alejado de ese virus femenino que podría volver a su hijo en un homosexual asqueroso color celeste que le aseguraría que su hijo sería un machito bien hecho y derecho como él; sin lugar a dudas, garantizado.

Me dio rabia la hueá.

Y luego me dio pena.

Puntualmente porque, compañero, si hay algo que nos une en la vida es el poto, que no tiene sexo ni preferencia.
Y menos en un bebé.

El cabro chico se quedó mirando a su padre y se fue con él, ambos ignorando que lo marcará de por vida, gotita a gotita miles de comportamientos como ese, desde el “los niños no juegan con muñecas” o “los niños no usan rosado” y otras huevadas similares que lo terminarán volviendo un hijo más del machismo, de ese machismo del que yo mismo fui un cegado defensor/mantenedor sin tener idea, sólo guiado por todas esas “verdades” absolutas que escuché de niño y que recién hace unos años comencé a cuestionar al ver todos los pésimos efectos que causa en nuestra sociedad tales circunstancias.

Seamos más concientes en la vida amiguitos.

Lo que decimos y hacemos realmente hará la diferencia en las futuras generaciones, que ojalá, sean libres de machismo.

Pd: no compré detergente. Se me olvidó.