Una madre primeriza murió apenas diez semanas después de dar a luz a su hija, pues su embarazo “tapó” los síntomas de un cáncer terminal.

a sus 38 años, Laurel Cohen había experimentado dolor abdominal, falta de aliento y estreñimiento, síntomas que se consideran normal cuando se está embarazada, pues tanto ella como el bebé parecían estar saludables cada vez que los examinaban.

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No obstante, sus dolores de estómago empeoraron y, finalmente, cuando tenía 35 semanas no fue capaz de ir al trabajo y fue recibida en el Royal Free Hospital, de Hampstead, Inglaterra.

Fue solo cuando Laurel y su marido, Dave, presionaron para que fuera sometido a exámenes adicionales y más profundos, que los médicos descubrieron un gran tumor en su hígado. Cuatro días después le practicaron una cesárea y la pareja recibió la noticia de que el cáncer era terminal. Laurel murió diez semanas después.

Laurel Cohen | Facebook
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Actualmente Dave está reuniendo dinero para la casa de acogida Marie Curie Hospice y para el Chai Cancer Care and Mummy’s Star, organización benéfica que trabaja con familias afectadas por el cáncer durante el embarazo.

Ambos se conocieron en un campamento infantil de verano, en 1990, y luego Dave tuvo que invitarla “cien veces” para que aceptara. “Nada nos podría haber preparado para su muerte“, comentó el viudo a medio inglés Metro.co.uk.

Luego de su muerte, quería culpara alguien pero los doctores hicieron todo lo posible. Todos los síntomas eran tan fáciles de explicar debido a su embarazo“, agregó.

Antes que Laurel falleciera, ella grabó varios mensajes de voz para Ruby y escribió tarjetas de cumpleaños hasta que cumpliera diez, sin embargo, comenzó a sentirse muy enferma como para hacer más.

Dave señaló que actualmente le preocupa cómo se las va a arreglar con Ruby en el futuro, “ayudándola con su cabello o hablando sobre la pubertad y los chicos”, pero agregó que tiene fe en que lo conseguirá.

El viudo comentó que se ha pasado los últimos cinco meses corriendo carreras de 10 kilómetros, motivando a su hija a salir con él.

Gracias a estas carreras ha podido reunir más de 7 millones de pesos chilenos para sus caridades.

Quería hacer algo en memoria de Laurel, y también recaudar fondos para increíbles organizaciones benéficas que trabajan en la concientización sobre el cáncer durante el embarazo“, comentó.

Por último, señaló que su hija Ruby lo acompaña siempre y que duerme la mayor parte del camino. “Una sola vez, en nuestra segunda carrera, lloró todo el camino, y esa vez logramos nuestra mejor marca. Estaba desesperado por llegar a la meta jajajá“, remató.