Cuando se sentó en el avión de vuelta a casa luego de unas vacaciones en Las Vegas junto a su familia y no pudo abrochar el cinturón de seguridad, se dio cuenta de que había sobrepasado todos los límites y decidió iniciar una transformación real.

Lyndsey Hoover gozaba y se llenaba con hamburguesas y papas fritas, al punto de comer más de 4 mil calorías diarias y alcanzar los 150 kilos de pesos cuando apenas había cumplido la mayoría de edad.

El cambio de actitud se detonó a los 21 años con ese viaje a la ‘Ciudad del Pecado’, sumado a la sensación de que se podía morir en cualquier momento y a una depresión brutal producto de su aislamiento.

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“Siempre había tenido sobrepeso pero en mi cumpleaños 21 sentí que mi vida se acababa. Siempre me imaginé celebrando con amigos pero no había nada que celebrar. No podía ir a los shows porque no cabía en los asientos, no podía ir a los restaurantes bonitos porque era demasiado grande para entrar en los puestos. Ser talla 30(UK- 60 América Latina aprox-) significaba que sólo podía comprar en dos tiendas y yo era la talla más grande en el colgador”, recuerda Lyndsey.

A pesar de sus trancas y depresión la joven que hoy recién cumple 23 años encontró el amor y se casó cuando estaba en su máximo peso.

“Mi marido, Randy, de 25 años, se casó conmigo cuando estaba más ‘gorda’, siempre me vio de manera diferente y nunca se dio cuenta de lo grande que era realmente. Mi dieta se componía de comida rápida y bebía tres litros de Coca Cola todos los días, yo era adicta y podía fácilmente comer 4.000 calorías al día. Pero mi peso estaba teniendo graves efectos sobre mi salud, yo era pre-diabética y sufría de dolor de espalda severo”, relata la hoy delgada chica.

Tras un encuentro con un médico decidió someterse a una cirugía de baipás gástrico, iniciar una rutina de ejercicio y cambiar su alimentación por una de sólo 700 calorías diarias. En menos de dos años logró bajar más de 90 kilos, consigna Mirror.

Sin embargo, volvió a surgir un nuevo problema para la mujer casada y madre de un hijo: al someterse a la operación quedó con más de 5 kilos de exceso de piel.

Finalmente se liberó también de este drama en una nueva operación plástica en la que además se puso implantes mamarios y se realizó un levantamiento y así consiguió el cuerpo que por años soñó tener.

“Estoy muy orgullosa de mi transformación y ahora siento que estoy viviendo la vida que siempre soñé. Puedo usar un bikini y no me siento como que tengo que inventar excusas sobre cómo me veo de gorda, o cómo se ve mi exceso de piel, por fin puedo mirar en el espejo y ver una mujer hermosa devolviendo la mirada”, concluye la bella Lyndsey.

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