A pesar de estar casado y tener dos hijos, Senji Nakajima de 61 años admite que su corazón le pertenece a su muñeca sexual, Saori.

Senji comenzó a vivir con Saori hace seis años atrás, cuando vivía lejos de su casa producto del trabajo que tenía. Él solía imaginar que la muñeca era su primera polola y la usaba solo para fines sexuales con el objetivo de llenar ese vacío en medio de su soledad.

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Luego de pasar un montón de meses junto a su muñeca de silicona, el hombre japonés comenzó a notar que ella tenía, lo que él llama, “su propia personalidad”.

Con este pensamiento circulando por su cabeza, Senji decidió iniciar una relación amorosa con Saori, consigna el medio británico Metro.co.uk.

Al referirse a Saori, el sujeto habla como si hubiese tenido grandes problemas durante su vida amorosa, puesto que señala: “Ella nunca traiciona ni está detrás del dinero. Estoy cansado de los seres humanos racionales y modernos. No tienen corazón“.

Además, el japonés explica que para él Saori es más que una muñeca, no solo silicona y caucho. “Ella necesita mucha ayuda, pero aún es mi compañera perfecta con quien he compartido momentos hermosos y que ha enriquecido mi vida.

Para probar su amor por Saori, Nakajima asegura que salir de paseo con su “novia” no le avergüenza en lo absoluto, por lo mismo la ha llevado de compras varias veces en una silla de ruedas.

Senji junto a Saori | Getty Images
Senji junto a Saori | Getty Images

Cabe señalar que este sujeto no está solo en su aventura con una muñeca, pues últimamente un creciente número de hombres han tomado la misma decisión, tal como lo mostró alguna vez la película estadounidense Lars y una chica de verdad (2007), dirigida por Craig Gillespiede.

Pero además de gastar dinero en Saori, cuestión que Senji disfruta demasiado porque es algo que él desea y no porque la muñeca se la haya pedido, Senji asegura que también disfruta la real intimidad que logra tener con su compañera.

Senji junto a Saori de compras | Getty Images
Senji junto a Saori de compras | Getty Images
Senji junto a Saori | Getty Images
Senji junto a Saori | Getty Images

Tanto así que comparten cama e incluso toman baños juntos. Además, cuando él la baña ya no siente que sea una muñeca de plástico, sino que la siente como un ser humano.

Senji junto a Saori | Getty Images
Senji junto a Saori | Getty Images

Una muñeca de silicona puede costar cerca de 3,6 millones de pesos y son vendidas bajo el nombre de “Dutch Wives” (Esposas holandesas), término utilizado por los japoneses para referirse a las muñecas sexuales.