Zuzanna Buchwald es una modelo polaca que ha trabajado con importantes marcas como Gucci, Prada, y Versace, pero cuando se carrera comenzaba en Estados Unidos, los restrictivos estándares de peso, casi terminan arruinando su vida.
En un emotivo ensayo realizado para el medio The Daily Dot, Buchwald reveló hace algunos días que la presión en la industria del modelaje hizo que desarrollara graves cuadros de anorexia y bulimia, teniendo que guardar silencio para proteger su carrera. Esto porque las modelos deben calzar en pequeñas tallas de ropa, y los agentes monitorean obsesivamente su peso y medidas con el fin de mantenerlas lo más delgadas posibles.
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“Mantener una talla no superior a 34, es la llave para conseguir el éxito en la industria del modelaje. Para la mayoría de las mujeres, mantener una talla pequeña por varios años es muy difícil de conseguir, y las modelos jóvenes aprenden a hacerlo de una manera muy ruda. Si una agencia descubre que has ganado el más mínimo peso, te miden y te dicen que debes perderlo inmediatamente, y además, te retan“, declara la modelo de 28 años, según consigna el portal estadounidense Cosmopolitan.
A piece of Greece in Brooklyn.
Una foto publicada por Zuzanna Buchwald (@zuzabuchwald) el
Zuzanna aseguró que eso le pasó a ella, específicamente cuando comenzó en el modelaje. Antes de aquello, Buchwald fue por años una activa atleta, por lo que su masa muscular fue el primer problema.
“Mis agentes me dijeron que debía parar de ejercitarme y dejar de comer. Yo estaba sola en un país desconocido. La presión hizo que rápidamente desarrollara desórdenes alimenticios con los que batallé cerca de cuatro años. Irónicamente, era más admirada por mis agentes y diseñadores mientras más infeliz y poco saludable estaba. En ese tiempo fue cuando más trabajo tuve“, comenta.
En el video explica que esos trastornos tuvieron graves consecuencias tanto en su ánimo como en su organismo. “Estaba muy débil, cansada, perdí mi periodo por tres años, tuve problemas con mi dentadura, mi piel estaba muy seca y opaca, y se me comenzó a caer el pelo, fue una experiencia terrible, detalla visilemente emocionada.
La modelo revela, además, que esa presión que recibió de las agencias, cambió su relación con la comida para siempre. También cuenta que jamás pudo tener mucho control sobre su trabajo, porque actualmente en el mundo de las modelos, las mujeres son “perchas intercambiables de ropa”, no sujetos con personalidad.
Actualmente Zuzanna asegura estar recuperada, y aclara que decidió compartir su testimonio como una forma de llamar a la industria de la moda que deje de reforzar estándares de belleza poco realistas y dañinos.
