“¡Lokilla toy full hapyyy…k wenaaaa q tay bem… wenisimo x ti…besis loviuuu. Aulamossss”. Quizá alguien no lo entendió, pero creemos que la mayoría sí lo hizo… y es que ya es tema de moda el hablar tan mal como sea posible… ¿Será parte de nuestra cultura chilenística?, “¿Existirá esa palabra o la acabamos de inventar?

Dario Rojas, escritor, propone en una publicación de EFE, que los chilenos no hablamos mal, sino que distinto, y en esta búsqueda por derribar el mito que nos deja como los peores de América Latina a la hora de expresarnos con la voz, escribió un ensayo en el que expone las peculiaridades dialécticas de nuestro castellano.

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“En términos puramente lingüísticos, en Chile no se habla mal, se habla distinto, si hubiéramos hablado mal habríamos dejado de comunicarnos así desde hace mucho tiempo”, destaca el profesor de la Universidad de Chile, autor del ensayo Por qué los chilenos hablamos como hablamos.

Según señala Dayanne Salazar, docente de la Escuela Chilena de Oratoria, “la verdad es que esto de las redes sociales, y los mail, Facebook, Instagram, etc., nos dejó a todos en la prehistoria de la comunicación. Pero hay que estar a la vanguardia, o te subes al tren o te quedas fuera de este sistema de comunicación actual, donde la instantaneidad prima”.

Errores más comunes

Pero no sólo por un tema de instantaneidad nos expresamos mal. ¿Te ha pasado que estás en una conversación y la persona con la que charlas dice mal una palabra? O quizá te han corregido y has quedado en vergüenza…

Varios nos hemos sentido en alguna oportunidad avergonzados tras ser descubiertos diciendo una palabra de la forma incorrecta, y es que a decir verdad a veces el entorno o los problemas para acceder a la educación, entre otros, han hecho que adoptemos a nuestro vocabulario palabras que no existen.

Para que no te vuelva a pasar, te entregamos un listado con los errores más frecuentes, realizados entre Página 7 y Escuela Chilena de Oratoria, en donde las palabras o frases de la primera columna son las incorrectas.

1.- “Gánate”, en vez de decir, “ubícate”: No te ganarás ningún premio.

2.- “Entra para adentro”, en vez de decir sólo “entra” | “Salir para afuera”, en vez de decir sólo, “salir”: Es algo redundante.

3.- “Endenante”, en vez de decir, “denante”. (La RAE reconoce “endenantes”)

4.- “Estijeras” en vez de decir, “tijeras.

5.- “Hace el aseo”, en vez de decir, “haz el aseo”.

6.- “Rebundancia”, en vez de decir “Redundancia”

7.- “Nadien” en vez de decir “Nadie”.

8.- “Garuga” en vez de decir “Garúa” (llovizna).

9.- “Pifear” en vez de decir “Pifiar”.

10.- “Toballa” en vez de decir “Toalla”.

**Cabe destacar que pese a que muchos consideren que Toballa está mal dicho, la RAE reconoció esta palabra**

Sin duda hay varias otras palabras que decimos mal ¿Cuáles agregarías a este listado?

Matus Laslofi (cc) | Flickr
Matus Laslofi (cc) | Flickr

Cabe destacar que entre 240 y 500 palabras, mínimo en promedio, deberíamos utilizar las personas para hablar. Un escritor incluso puede ocupar más de 3 mil.

Un poco de historia

La profesional Dayanne Salazar recuerda que, según el docente Rojas, uno de los protagonistas de esta cruzada contra los modismos fue Andrés Bello, uno de los fundadores de la República de Chile, quien temió que en América Latina, después de independizarse de España, pudiera pasar lo mismo que en Europa tras la caída del Imperio Romano, cuando el latín empezó a fragmentarse en distintas lenguas que llegaron a ser incomprensibles entre sí.

“Bello quería evitar esto y estableció que el habla modelo fuera el de las personas cultas”. Ello derivó en una “condena de la forma de hablar de los estratos populares” que se prolongó desde esa la época hasta el día de hoy.

Los últimos capítulos del libro del autor, destacan las particularidades lingüísticas del castellano que se habla actualmente en Chile, cuyo origen se remonta a varios siglos atrás.

La caída de la ‘s’ final, el seseo o el debilitamiento de la ‘d’ entre vocales y en posición final está relacionada con la gran influencia que tuvo el andaluz en Chile y en el conjunto de América Latina, donde los primeros españoles que llegaron provenían del sur de España o de las Islas Canarias.

La influencia de la lengua indígena es otro de los rasgos que caracteriza el habla chilena, repleta de léxico como “poto” (trasero), “trutro” (muslo), “palta” (aguacate) “papa” (patata) o zapallo (calabaza), de origen quechua o mapudungun, etnias a las que algunos atribuyen la particular entonación aguda chilena.

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