Una joven estudiante ha sido encarcelada luego de arruinar la vida de su profesora de literatura con una serie de mentiras que incluyeron un cáncer terminal.

Elisa Bianco es una de las protagonistas de esta historia, quien destruyó el matrimonio de su maestra, Sally Retallack, forzándola a dejar su casa y renunciar a su trabajo.

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La joven de 22 años de edad, conoció a Sally en su colegio, ubicado en Cornwall, Inglaterra, y desde entonces comenzó a inventar una serie de mentiras que no terminaron para nada bien.

Bianco le señaló que había sido abusada por sus padres, y que solo le quedaban tres meses de vida, inventando citas con el hospital y notas de un doctor que nunca existió, al igual que su cáncer.

Conmovida, la maestra renunció a su trabajo para poder pasar más tiempo con Bianca, y cumplir así su “lista” de deseos. Así, comenzó a pasar más tiempo en la casa de Retallack, y sembró la discordia entre ella y su marido, provocando finalmente que se divorciaran.

Elisa Bianco | Metro.co.uk
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Al mismo, la joven creó una cuenta falsa de un supuesto doctor viudo llamado John. Ambos intercambiaron correos íntimos pero antes de conocerse en persona, Bianca mató al “personaje”. Esto provocó que Sally se trasladara a Francia para tratar de reconstruir su vida.

Actualmente, la joven ha sido encarcelada por dos años y ocho meses tras declararse culpable de acoso y de ocasionar preocupación y angustia.

El juez Christopher Harvey Clark, a cargo del caso, señaló que el peor engaño fue el haber inventado un médico tratante ficticio. “Manipulaste sin corazón las emociones más profundas de Retallack. No hay sentencia que pueda compensar esa situación, agregó.

Bianco conoció a la mujer en 2009, cuando se matriculó en el carrera de atención sanitaria y social. La joven señaló que en ese entonces ella era alegre, positiva y optimista, pero luego que Sally se convirtiera en su tutora personal, ella se volvió más tímida.

Elisa y Sally | Metro.co.uk
Elisa y Sally | Metro.co.uk

La adolescente también inventó que su madre y padrastro eran alcohólicos, cuando en realidad ella solía vivir solo con su madre.

El fiscal a cargo, Philip Lee, indicó: “Fueron mentiras que se descubrieron muy tarde. Ella se volvió mucho más demandante, y Retallack se compadeció de su historia y comenzó a transformarse en un apoyo incondicional.

Bianco sufría ataques de pánico varias veces al día, y siempre llamaba a su profesora para que la ayudara.

Por último, la joven aseguraba tener varias enfermedades complejas, incluido el cáncer. Para eso le mostraba certificados y exámenes médicos falsos. Incluso, una vez llegó con un ojo morado contando que su madre la había golpeado. Ante la noticia, Retallack le dio cerca de 50 mil pesos y la dirección de su casa por si necesitaba ayuda.

Diez días después de salir del colegio, con triple distinción, en 2012, Bianco llegó a la casa de Sally, asegurando que solo necesitaba quedarse dos días.

Elisa Bianco | Metro.co.uk
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La familia de la joven solo descubrió el engaño cuando comenzaron a sospechar, de hecho, la profesora también encaró a la joven pero “sus mentiras eran tan convincentes”, que luego se sintió avergonzada de cuestionarla.

Durante una investigación que llevó a cabo por su cuenta la profesora, encontró al padre de Bianco, al que le contó parte de la historia. Además, en agosto de 2013, luego que Elisa señalara que su padre la quería llevar a casa, la maestra fue al hospital y allí descubrió toda la verdad.

Miembros del personal le dijeron que no tenían registrada a ninguna persona con ese nombre. En el mismo hospital, divisó a Bianco sentada en la cafetería y en pijama, y cuando le preguntó si acaso había inventado todo, ella simplemente respondió “sí”.

Más tarde la estudiante confesó a la policía haber mentido sobre su vida familiar, y condiciones de salud, que había inventado cartas y una cuenta de correo falsa.

Durante el juicio, Retallack señaló que ella nunca quiso mirar “bajo el agua”, y que ahora recuerda que el tal “John”, tenía una voz aguda.

También encontró envases de apósitos en su casa, y un dispositivo que hacía el sonido que la joven atribuía a sus costillas.

Elisa Bianco | Metro.co.uk
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