Cuando Cheryl Blythe (33) le dijo a sus médicos que era capaz de perder 88 kilos por su propia cuenta y sin ayuda de un bypass gástrico, estos no le creyeron. Le habían advertido que si no cambiaba su estilo de vida, acabaría confinada en una silla de ruedas o muerta.

Pero ella se negó a pasar por el quirófano: “Lo haré yo misma”, afirmó, como recoge el medio inglés Mirror. Tras hacer cambios en su dieta y pasar 18 meses comiendo saludablemente, los cambios saltan a la vista: Cheryl pasó de ser una mujer obesa y con problemas de movilidad, a una vital y energética madre.

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Cheryl comenzó a subir drásticamente de peso a los 17 años, cuando quedó embarazada de su hija. Se sentía sola como una madre joven y soltera, por lo que comenzó a comer alimentos indebidos como forma de consuelo.

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Pero a los 30 años, el problema ya se había salido de control: sufría problemas respiratorios, dolores de espalda y le costaba caminar. “Sabía que mi salud no era buena y las cosas que escuché de mi médico me asustaron, pero siempre había priorizado a los demás”, agregó.

De hecho, “mi familia me llamaba su ‘botón’, porque decían que lo guardaba todo y que mantenía a todos unidos en los momentos difíciles”. Pero un viaje junto a dos amigos en septiembre de 2013, reveló que estaba mal.

“Mi peso me afectaba en todo lo que hacía. Mi espalda dolía tanto, que tenía que detenerme a cada rato mientras caminaba para recuperar el aliento y no entraba en las sillas porque eran muy pequeñas”, relató.

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Dos días después de este frustrante viaje, se unió a un club para bajar de peso, se deshizo de la grasosa comida para llevar y las barras de chocolate y comenzó a tomar desayuno y cocinar en casa, además de llevar colaciones saludables y ejercitar hasta que fue capaz de volver a correr.

Este fue el cambio en su dieta: antes, no desayunaba y comía mucha mayonesa, pan y barras de chocolate en su almuerzo. De cena, se comía una hamburguesa con papas fritas de queso y constantemente comía dulces.

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Hoy, desayuna tocino grillado y con la grasa removida, tomates, champiñones y dos huevos. Al almuerzo, come papas cocidas con carne y a la noche opta por una pasta casera reducida en grasa. Y cada vez que siente hambre, recuerre a fruta fresca, yogur sin grasa y avena. ¿Te atreves a probar su régimen?