Ejercitar está más de moda que nunca: faranduleras como Valentina Roth, Mariuxi Domínguez y hasta la aplicada Kel Calderón lo demuestran participando en distintos eventos deportivos y compartiendo imágenes de sus rutinas. Pero, ¿cómo saber cuándo nos estamos obsesionando?

Lee también: ¿Ejercicio intenso o moderado?: Estudio determina cuál es el más beneficioso

Como detalla el entrenador personal Kerrie Kuntz al medio Live Strong, al ser algo socialmente aceptable, es más difícil determinar cuando existe un adicción. Estar comprometido con tu cuerpo y el deporte es algo saludable, pero también existen señales de alarma. Te invitamos a revisar las 5 más importantes.

1.- Ejercitas demasiado seguido o durante periodos prolongados
Alrededor de 30 minutos de actividad física moderada diaria es lo suficiente para que un adulto se mantenga saludable. Pero en cambio, si le estás dedicando dos o tres horas al día, lo más probable es que tus parámetros se hayan vuelto “irracionales”, como detalla este medio. Ten cuidado con sobrepasarte y recuerda que necesitas periodos de recuperación entre una actividad física y otra.

2.- Alteras tu rutina diaria para poder ejercitar o hacer dieta
Un deportista sano está acostumbrado a planificar “sus sesiones de entrenamiento en torno a sus obligaciones diarias”, como consigna Live Strong. En cambio, si te estás volviendo adicto, lo harás al revés: “planificarás tu vida alrededor del ejercicio”.

¿Cómo darte cuenta de esto? Si estás renunciando a salidas con amigos, cenas familiares, eventos de la oficina o a pasatiempos sólo por entrenar es una señal importante; también, si al faltar a una sesión te pones demasiado ansioso o ansiosa.

Giandomenico Ricci (cc) | Flickr
Giandomenico Ricci (cc) | Flickr

3.- Vives agotado o agotada
Cuando una persona ejercita de manera adecuada, se suele sentir saludable y más energético; en cambio, si te la pasas enfermo o lesionado, podría ser señal de una obsesión. Si tu cuerpo te indica que está agotado, “debes escucharlo, ya que la fatiga es un signo de entrenamiento excesivo”, señala Kuntz.

También existen otras señales del agotamiento, como cambios de personalidad; una persona cansada andará irritable, agitada y hasta agresiva. Si ya no le estás dedicando suficiente tiempo y atención a tu familia por entrenar, quizás sea necesario que hagas una pausa.

4.- Tienes una imagen corporal poco realista
Cuando importa más conseguir cierta imagen, que estar saludable, es claro que existe una adicción. Como explica Kuntz “quienes hacen ejercicio compulsivamente suelen estar preocupados con la apariencia, el peso y la masa muscular, juzgándose y analizándose a sí mismos injustamente. Se basan en la báscula y en la cinta métrica para decirse cuánto ejercicio necesitan”.

5.- Tu familia se preocupa por ti
Si un ser querido te dice que el entrenar está afectando a tu vida, no lo ignores ni cortes relaciones con él: escúchalo. “Si la mayoría de tus conversaciones y acciones se centran en la dieta y el ejercicio, tu familia puede expresar la preocupación de que tu vida esté fuera de equilibrio. Incluso podrían preguntarse acerca de trastornos como la bulimia no purgante, en la que te ejercitas al extremo después de comer”, concluye Kuntz.