Amber Girling tiene 20 años y pesaba cerca de 54 kilos antes que se obsesionara con perder peso. Iba al gimnasio siete veces a la semana y tomaba pastillas para adelgazar.
A medida que pasaba el tiempo, Amber no podía parar de comprar diferentes tipos de píldoras adelgazantes vía internet, hasta volverse adicta. Sufría fuertes dolores de estómago y llegó a pesar 25 kilos, además, su piel se volvió amarilla. Aún así no se detenía.
Fue su hermana Demi, de 21 años, la que la obligó a enfrentar su desorden alimenticio y pedir ayuda, reporta el medio británico The Mirror.
Luego de cinco meses internada en una clínica, Amber fue dada de alta pesando casi 50 kilos y se comprometió a no tomar ninguna pastilla más en su vida.
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“Todas esas pastillas dietéticas están en Internet y prometen resultados rápidos inhibiendo tu apetito y acelerando tu metabolismo“, comenta la joven, añadiendo: “Esa parecía ser la solución a todos mis problemas“.
Hoy, Amber está profundamente arrepentida y quiere compartir su experiencia con otras personas que puedan estar pasando por lo mismo o que estén pensando en consumir este tipo de productos.
“Puedes comprarlas en la calle como si fueran dulces, es muy fácil, y parecen ser la respuesta que necesitas para lucir mejor, pero no es así. Estuve a punto de perder mi vida. Quiero que la gente piense dos veces antes de recurrir a píldoras adelgazantes.
Agrega también que ella nunca se preocupó de su peso hasta que unas compañeras de universidad comenzaron a hablar de su aspecto y de la comida que consumía. Incluso la seguían para ver que comía y luego decirle cosas como “yo que tú no me comería eso”.
Fue precisamente ese tipo de burlas las que le dolieron a Amber, sobre todo cuando escuchó que la llamaron “gorda”. En ese entonces comenzó a hacer dieta y a ir tres veces al día al gimnasio, pero no vio resultados, por lo que de a poco comenzó a obsesionarse y a recurrir a las famosas píldoras. A veces se “alimentaba” de cubos de hielo.
Pese a que aún tiene acceso fácil a estos productos, ella asegura que no volverá a caer en lo mismo, y se convence a diario de que “pueden parecer una solución rápida, pero definitivamente no son la respuesta”.