Como le ocurre a muchos estudiantes universitarios, Amelia Morton (23) subió de peso rápidamente en los primeros meses de clases. Esta subió más de 20 kilos mientras estudiaba en la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y su problema se concentraba en su alimento favorito de la época: la pizza.

La joven llegó a gastar casi 4 millones de pesos al año consumiendo este grasoso plato y se notaba en los 79 kilos que pesaba: “Mi dieta basada en pizza me dejaba sintiéndome hinchada y mal, y seguía aumentando de peso. Habían semanas en las que iba a Pizza Hut o Dominos cada noche”, detalló al medio inglés Daily Mail.

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“Quedé atrapada en la vida del estudiante y no me di cuenta lo que le hacía a mi cuerpo”, agregó. Sus hábitos de alimentación la forzaron a conseguir un trabajo a medio tiempo para financiarlos, lo cual sólo la llevó a comer peor.

Caters News Agency
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En su tercer año de universidad, por más que intentaba dietas, nada resultaba. Hasta que tuvo una conversación con su padre que la dejó con estas duras palabras rebotando en su cabeza: “a los chicos no les gustan las chicas gordas”, le dijo. “No podía creer que mi padre me dijera eso, pero también lo encontré gracioso”, relató Amelia.

Ella explica que no fue un comentario con mala intención: “Me lo dijo sin consideración porque estaba preocupado de que la gente fuera mala conmigo si subía demasiado de peso. Él y mi hermana fueron un gran apoyo cuando decidí perder peso”, explicó a este medio.

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Finalmente, decidió controlarse y en sólo 5 meses, bajó desde los 79 a los 60 kilos. ¿Su secreto? Simplemente comenzó a controlar el tamaño de sus porciones y se alejó de la comida que la llevó por el mal camino, la pizza.

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