Brenda Spencer es una convicta que en 1979 protagonizó un tiroteo en un colegio dejando a dos personas fallecidas y varios niños heridos.

La joven, oriunda de California, tenía 16 años cuando decidió “entretenerse” con un rifle que su propio padre le regaló una navidad pasada, disparando a una escuela primaria ubicada al frente de su casa. Luego de seis horas de tiroteo, la policía logró detenerla, y la respuesta que dio cuando le preguntaron el porqué de su actuar, fue sencillamente insólita.

Los ataqué porque no me gustan los lunes. Solo lo hice para animar mi día“, señaló Brenda, justificando así el salvaje ataque.

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Su historia fue tan “popular” que incluso inspiró al cantante de origen irlandés Bob Geldof a componer la canción I Don’t Like Mondays (No me gustan los lunes, en español).

Durante su formalización, la adolescente no mostró ningún tipo de arrepentimiento, de hecho, su respuesta seguía siendo la misma, agregando que:

Vi a los niños como patos que andaban por un charco y un rebaño de vacas rodeándolos, así que fueron blancos fáciles para mí“, consigna el medio español ABC.es

ABC.es
ABC.es

La joven tenía un rifle con cerca de 500 balas para dar rienda suelta a su locura, pero ¿Cómo llegó esta arma a sus manos? Su padre era alcohólico y según Spencer, la habría maltratado y abusado sexualmente varios años desde que sus progenitores se divorciaron y fue él quien se quedó a su cuidado.

Brenda siempre fue una niña muy solitaria y acomplejada con su físico. Según el portal, ésta odiaba su color de piel, su caballero rojizo, sus pecas y sus grandes lentes para la miopía.

Pero la psicosis de Brenda era algo que venía desde hace bastante tiempo, pues el año anterior al ataque fue arrestada por disparar a las ventanas de la Cleveland Elementary School con una pistola de aire comprimido. Pero al parecer su padre no hizo caso a esta advertencia, y para la navidad de ese mismo año, le regaló un rifle con mira telescópica y 500 balas.

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Así fue como el 29 de enero de 1979 fue el día en que quiso poner en práctica su puntería, y comenzó a disparar de su propio living, con vista a la escuela primaria Grover Cleveland, lugar donde había estudiado años antes de ir al centro especial. Además de los heridos, Burton Wragg, director del colegio, y Mike Suchar, guardia del recinto, murieron en el lugar.

La joven fue condenada a cadena perpetua revisable a partir de los 25 años. El fiscal del distrito, Richard Sachs, aseguró en ese entonces que la personalidad de Brenda se caracteriza por “la incapacidad para lidiar con el estrés y una inclinación desmesurada a actuar con ira“.

La californiana sigue recluida 36 años después, y sus peticiones de libertad condicional le han sido denegadas en cuatro ocasiones por su aparente falta de arrepentimiento y de empatía hacia las víctimas. Actualmente tiene 53 años, y recién el 2019 podrá volver a optar al beneficio.