Centralia es un pequeño poblado ubicado en el estado de Pensilvania, al noreste de Estados Unidos. La localidad que un día fue una próspera comunidad minera es actualmente una zona que esconde un verdadero infierno bajo tierra.

En 1962 un grupo unos bomberos que quemaban basura en un vertedero de la localidad, encendieron (sin darse cuenta) una veta de carbón expuesta que originó un fuego subterráneo que a 52 años aún no lo logra apagarse.

El accidente obligó a reubicar a cerca de 1.200 habitantes en áreas aledañas, además de derribar cerca de 500 propiedades. En la actualidad se supone que no viven más de 10 personas en el lugar, incluso hay más lápidas en sus cementerios que gente viva.

Con el paso de los años el incendio se ha ido extendiendo a grandes reservas subterráneas de carbón, tanto que se dice que aún hay material para que el subsuelo arda durante décadas. De hecho, aún es posible ver humo desde zonas como autopistas, sobre todo en épocas de clima frío.

Natgeo
Natgeo

A simple vista, en este paraje de naturaleza exuberante, no hay ni rastro de las columnas de humo, las grietas y los socavones que han hecho famoso a Centralia.

Según el medio inglés BBC, “uno de los vecinos que decidió quedarse en el pueblo ha pasado los últimos años tapando con tierra y cemento las grietas por donde sale el humo“.

Cuando el fuego se inició en 1962, Centralia, como gran parte de los pueblos de esta región, estaba en pleno declive económico, por lo que el incendio pasó desapercibido, y no fue hasta fines de los años 70 cuando los riesgos comenzaron a hacerse evidentes. La emanación de gases tóxicos del subsuelo ponían en riesgo tanto a la población como las construcciones de la zona.

En 1979 tuvieron que cerrar la gasolinera del pueblo porque el fuego estaba calentando peligrosamente los tanques de combustible subterráneos. Luego los gases tóxicos empezaron penetrar en el interior de las casas y las autoridades instalaron las primeras alarmas de gas“, señala al medio el historiador David DeKok.

En los intentos por apagar el fuego, se inyectó agua en el terreno y luego se excavaron zanjas a su alrededor para contenerlo, pero no lograron más que avivarlo al entrar en contacto con el oxígeno. Luego construyeron una barrera de ceniza para impedir que el fuego siguiera avanzando, pero no funcionó más que por un corto periodo de tiempo.

 Travis Goodspeed (cc)
Travis Goodspeed (cc)

En 1981, la atención de los medios finalmente se centra en la localidad luego que un niño de 12 años se cayera a un agujero que se abrió bajo sus pies, el que se salvó sólo gracias a que se pudo sujetar de unas raíces. Pudo haber muerto asfixiado por los gases.

Desde entonces comenzaron las labores de evacuación y sólo quedó un grupo pequeño de habitantes que se negaron a abandonar sus casas.

Actualmente el área no tiene ni siquiera código postal, y no existe ningún tipo de comercio ni servicios básicos. Al 2012 sólo vivían 8 personas en el lugar, los que aseguran que el fuego no representa un peligro y que nadie los moverá de ahí a menos que sea en un ataúd.