El futbolista camerunés Samuel Nlend fue despedido por su nuevo equipo, el Al Ittihad de Egipto, luego de que los exámenes médicos indicaran que tenía Sida.

Esa fue la única razón esgrimida por la dirigencia del club para rescindir el contrato del seleccionado de su país luego de haber firmado como estrella hace apenas cuatro días en Alejandría, luego de pasar una temporada en su natal Camerún jugando para el Union Douala.

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El deportista de 21 años, que representó a su país en la última Copa Africana de naciones, se había transformado en una de las máximas promesas del fútbol de África pero su carrera podría incluso llegar a su fin.

El futuro se ve complejo para este futbolista, ya que, aunque no existe de momento una norma explícita que prohíba a los jugadores portadores del virus del VIH practicar el deporte profesionalmente, no serán muchos los que acepten tomar el desafío.

No se trata sólo poner en riesgo la salud del propio hombre, sino que la de sus colegas, por ejemplo, en caso de algún golpe fortuito en el que pueda existir ‘intercambio’ de sangre.

Es más un caso similar ocurrió en Suiza, donde un jugador, cuyo nombre fue protegido por razones legales, también vio como su contrato se terminaba tras un examen de ADN. La corte le dio la opción de contarle a sus compañeros, pero no accedió, y por consecuente se le entregó al club la facultad absoluta de despedirlo, ya que el VHI no era la única causa.

Más allá de esto, las críticas contra el club en las redes sociales no tardaron en llegar e incluso varios analistas de derechos humanos calificaron la acción directamente como discriminación arbitraria, agregando además que la comunicación de la información generó gran perjuicio al propio Samuel, a su familia y a todo el mundo del deporte en Camerún y África.