La joven Kimberly Dianne Richardson (25) estaba emocionadísima por la próxima llegada de su bebé. Incluso, compartía en su perfil de Facebook fotos que retrataban el avance de su gestación. A primera vista, ella y su novio, Daniel Joseph Steele (25), parecían ser una pareja normal. Hasta la noche del domingo…

Ese día, el hombre le disparó a sangre fría, sin importarle sus 6 meses de embarazo y la dejó tendida a las afueras de un centro comercial. A pesar de que ella sangraba incontrolablemente, tomó el aire que quedaba en sus pulmones y logró llamar al 911.

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“Ayuda. Me dispararon. No puedo… no puedo hablar”, susurró apenas, en declaraciones recogidas por New York Daily News. “Estoy en Party City, detrás del centro comercial Triangle Town. Él me disparó”, fueron sus últimas palabras. Después, sobrevino su silencio y el sonido de las patrullas acercándose al lugar de los hechos.

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La mujer murió más tarde en el hospital, pero su llamada permitió que su hija, Lacey, pudiera ser traída al mundo, aunque en condición crítica. Los policías rastrearon al asesino a sólo un par de millas de la escena del crimen y ahora permanece en prisión preventiva.

“Ella era una buena alma, tenía buenas intenciones. Jamás le haría algo malo a alguien. Nunca esperé que él le hiciera algo así a ella, porque estaban esperando a una niña”, declaró una de sus amigas, Maria Babar.

“Ella estaba realmente, pero realmente feliz por su embarazo (…) le envié un mensaje el día antes de que se enterara del sexo del bebé y le conté que estaba feliz por ella”, declaró otra amiga de la iglesia, Paige Bragdon.