Impacto causó el suicidio de la joven Rachel Gow en Reino Unido y el resto del mundo, luego de que se revelaran los motivos tras esta decisión: ella no quería cumplir 30 años si no estaba casada y con hijos.

Como detalla el medio británico Metro, la administradora hospitalaria de 29 años sentía que a otros miembros de su familia les estaba “yendo mejor que ella”.  Además, sufría constantemente el miedo de que su novio, Anton Tsvarev (30) la dejara, por lo que finalmente le escribió un mensaje deseándole lo mejor y se quitó la vida en su casa.

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Este mismo fue el que la encontró y por más que intentó reanimarla, estaba muerta. Sus seres queridos la describen como una mujer “social, aventurera y cariñosa”; lamentablemente, Rachel arrastraba problemas psicológicos desde el 2011, año en que su madre murió de cáncer.

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“Después de la muerte de su madre, Rachel tuvo un periodo de independencia. Conoció a Anton y ambos eran extremadamente felices. Él se mudó, tenían muchas cosas en común. Ella tuvo tres rupturas antes de su relación con Anton y su mayor deseo era establecerse, comenzar una relación y casarse”, describen los papeles judiciales.

“Pero no pudo sobreponerse a su antigua tristeza y sintió que Anton la dejaría. Ella estaba esperando cumplir 30, planeando viajes a Italia con Anton e ir a Las Vegas para su cumpleaños, ella ahorraba dinero cada mes. Pero su relación se volvió inestable”, agrega.

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Finalmente, el éxito de sus hermanas terminó por aplastarla: “Ella sentía que debía estar casada con hijos”, explicó su ex novio, a quien le admitió que había buscado información sobre suicidio. Él no pensó que fuera en serio… hasta su trágico desenlace.