Este lunes y martes, alrededor de 300 mil estudiantes, muchos de ellos con apenas 17 y 18 años, tuvieron que enfrentarse a uno de los exámenes más importantes de su vida: la Prueba de Selección Universitaria.

Esta instancia testea los conocimientos de cuatro años de estudios, en sólo cuatro pruebas que pueden ser rendidas una vez el año y que tienen el poder de delimitar el futuro de muchos chicos que la rinden. Es por eso que varios jóvenes reaccionan con nervios, problemas para dormir y hasta crisis de angustia y aún más si la presión de sus padres se hace presente, como detalla un estremecedor testimonio.

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Se trata de la situación que vivió Javiera Cabello, una estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile, quien tuvo que ayudar como examinadora durante este examen. A pesar de que ella opina que “la PSU es como los penales (no definen realmente lo bueno que puedes ser)”, le tocó encontrarse con una niña que sufría tal crisis de nervios, que debió llevarla al baño y aconsejarla.

Pablo Vera Lisperguer | Agencia UNO
Pablo Vera Lisperguer | Agencia UNO

Te invitamos a conocer la estremecedora historia del día en que Javiera sintió vergüenza de participar en el proceso de admisión, la cual ha sido compartida más de 300 veces en Facebook:

“Hoy durante la PSU me tocó atender a una niña con crisis de angustia: tenía taquicardia, sudaba, y lloraba de tal forma que no pude negarme cuando me pidió que entrara con ella al minúsculo cubículo del baño.

Me dijo que se sentía inútil, incapacitada de dar la prueba, que había leído 7 veces la misma pregunta y no podía concentrarse, que era el fin del mundo, que su familia la iba a matar.

Finalmente al verla colapsar la dejé llamar a su mamá, quien -pude escuchar- le decía “pero cómo que no te concentras, pero no importa, dala igual”. La niña era recién egresada de cuarto medio y estuvo llorando por minutos apoyada en mi hombro (el de una desconocida), diciéndome que, prácticamente, iba a deshonrar a su familia por no ser puntaje nacional…

Después de pedirle que respirara hondo, de darle aguita, hacerle mucho cariño en la espalda, intenté explicarle que la psu no mide nada que sea realmente importante, que da lo mismo no entrar al tiro a la u, que incluso es mucho mejor, estando la posibilidad, tomarse el año, y que la vida no se define con lo que una prueba estandarizada pueda decir sobre ti…

Pero lo realmente importante es que nunca antes (ni cuando a mí me tocó dar esa prueba) había sentido el canibalismo tan brígido de un sistema que lleva al punto del colapso nervioso a una adolescente.

Finalmente la niña no aguantó y se fue sin terminar la prueba de lenguaje, y mientras ella se avergonzaba de dejarla a medias, yo me avergonzaba de participar en ella”.

Javiera Cabello