Suena la alarma y tú dices “aló” en vez de apagarla. Luego te bajas por el lado de la cama que da hacia la pared y te metes a la ducha sin prender al calefont.

Si andas así de perdido cada mañana, no significa que seas sonámbulo, sino que padeces de “ebriedad del sueño”, nombre que se le da al lapso de desorientación o comportamiento extraño manifestado tras despertar. No es tan extraño sufrirlo: según un estudio publicado en la Revista de Neurología, a 1 de cada 7 personas le ocurre de manera ocasional.

Si bien es normal levantarse medio desconectado después de roncar profundamente, este cuadro se caracteriza porque la persona no recuerda nada de lo que dice o hace, como explican en la revista Prevention, ya que parte de tu cerebro sigue dormido mientras tu cuerpo se mueve por ahí.

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Por lo general, se presenta en episodios cortos, que no sobrepasan los 15 minutos. No suelen ser peligrosos para los demás; sólo en casos muy puntuales se han reportado arranques violentos.

La investigación, conducida por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, consultó a casi 20 mil jóvenes de 18 años sobre su comportamiento al dormir, medicación y salud mental; no sólo comprobaron que el 15% de ellos había sufrido de este problema, sino que también el 84% de los afectados tenía desórdenes del sueño, problemas psiquiátricos o estaban tomando antidepresivos. Otra de las razones por las que ocurría, era por dormir demasiado o muy poco.

Como este problema es una clara alerta de mala calidad del sueño, un buen consejo para los que lo padecen es dormir una cantidad de horas saludables (de 8 a 7 para los adultos), tener un esquema regular y evitar el alcohol en horas previas a acostarse.