Así al menos lo asegura un estudio realizado en conjunto por la Universidad de Georgetown y de Chicago, que investigó sobre los diversos factores que influyen en el comportamiento de un niño que enfrenta el quiebre matrimonial de sus padres.

Rebecca M. Ryan, autora de la investigación, señaló que en una familia de mayores ingresos, la conducta de un menor respecto al divorcio de sus padres, estaría relacionada al nivel socioeconómico de ésta, pues los ingresos y la calidad de vida a la que estaba acostumbrado cambiaría de manera más notoria.

Como ejemplo, el estudio publicado en la revista especializada “Child Development“, señala que el alto porcentaje de familias estadounidenses adineradas, y que tienen como principal fuente de ingresos al padre, podría implicar para un niño un cambio estructural importante, como cambiar de colegio o mudarse de domicilio.

El estudio, que utilizó una muestra nacional de casi 4 mil niños entre los 3 y 12 años, aseguró que la diferencia con familias de menores ingresos es que éstas no experimentan mayores cambios en cuanto a las circunstancias económicas. Añadiendo que las familias monoparentales o “mezcladas” son más frecuentes entre las familias de menores ingresos.

Lee también: ¿Quieres criar niños felices? 8 consejos científicos para lograrlo

En el caso de los entornos más adinerados, los investigadores sugieren que los efectos del cambio familiar variaban según la edad. La separación de los padres afectaría más en la conducta del niño si esta se produjo cuando tenía cinco años o menos. Sin embargo, la llegada de un padrastro beneficiaría más a aquellos que enfrentaron un quiebre después de los seis años.

“Estos hallazgos sugieren que tanto el contexto económico y la edad de los niños son importantes a considerar en la comprensión de los efectos de la estructura familiar en los niños”, señala Ryan, según el sitio web de información científica EurekaAlert!.

Si bien los recursos económicos benefician de muchas maneras a los niños, esto no parece ser un factor de protección cuando los padres se separan, por lo menos para los niños más pequeños” sentenció la investigadora.