No sólo el polen se expande rápidamente por el aire: también ocurre lo mismo con los mitos. Apenas aparecen los estornudos y la comezón, todas las personas a tu alrededor intentan dárselas de expertos, con distintas recomendaciones y soluciones caseras.

Pero muchas de estas alternativas no te llevarán a ningún lado, así que te dejamos el listado de mitos sobre la rinitis (también conocida como alergia estacional o fiebre del heno) del portal Live Science, para que no pierdas tiempo probando cada cosa que te cuentan.

1) “Todos tienen alergias”
Según el portal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, el 15% de la población de nuestro país sufre de rinitis. Si bien es una cifra alta, no significa que todos la tengan.

Lo que sí ocurre es que el 80% de las personas que sufren de asma pueden desarrollar este problema y que en algunas ciudades los síntomas se intensifican: Santiago y el Valle Central cuentan con mayores índices de polen, mientras que el Norte Grande y Chico tienen una mayor presencia de ácaros del polvo, ambos, elementos alérgenos. El lugar más cómodo para vivir en primavera: el sur, ya que las lluvias limpian el aire de partículas.

2) “Si no tuviste el problema cuando eras niño, no lo tendrás de adulto”
La realidad es que los elementos a los que nos vamos exponiendo van cambiando con los años: ya sea por un cambio de ciudad o por empezar a comer nuevos alimentos (como los mariscos), hay muchos factores a los que no reaccionarás hasta que seas adulto. También puede ocurrir el problema al revés: tener una alergia de niño y que desaparezca de manera impredecible en el futuro.

3) “Si comes miel de la zona, te acostumbrarás al polen”
Es cierto que las abejas recolectan néctar de las plantas, traspasando el polen de éstas a su miel, pero no se trata del que te causa alergias, ya que este es bastante pesado y tiende a caer al suelo.

El polen que suele andar flotando por ahí es el de los árboles, pastos y hierbas, por lo que comer este azucarado alimento no te ayudará a acostumbrarte, ya que se trata de otro tipo de semilla; lo que sí ocurrirá es que se reforzará tu sistema inmunológico contra otras enfermedades y aliviará la picazón de tu garganta.

4) “Se puede predecir la cantidad de polen de una estación”
Es imposible saber si este septiembre será más duro para los alérgicos que en el año anterior. Lo que sí se puede conocer de antemano es si habrá más viento (el cual expande este elemento) o si habrán más días secos (en los que nada estará floreciendo ni creciendo).

5) “Aléjate de las flores”
Tal como contábamos en el punto 3, el polen de las flores rara vez es causante de las alergias estacionales, porque este tipo de partículas son muy pesadas y les cuesta flotar en el aire. Eso sí… tampoco significa que puedas salir a inhalar margaritas a sólo un milímetro de distancia.

6) “Los sprays nasales hacen mal”
Pueden ser una excelente ayuda, si se utilizan de la forma indicada. Estos se venden sólo con receta médica y tras una evaluación del médico, ya que contienen corticoides.

¿Por qué no es bueno automedicarse? Porque hay quienes se vician y pueden utilizarlo más de cinco días seguidos, produciendo dependencia en los vasos sanguíneos de la nariz y con ello, un efecto rebote cada vez que se deja el fármaco.

7) “No tomes medicamentos hasta que te sientas mal
La alergia es una respuesta inflamatoria a elementos extraños como el polen, ácaros y ciertas comidas y que puede durar semanas, por lo que la idea es no llegar al punto más álgido y mantener moderadas las defensas desde antes.

Así que consulta con el especialista antes de que comience la temporada primaveral para saber con qué dosis empezar y si necesitas tratamiento de forma continuada durante el año.

8) “Aparte de tomar antihistamínicos, no puedes hacer nada más”
Con los años se han ido desarrollando nuevas alternativas, como las vacunas contra las alergias, también conocidas como inmunoterapia. Estas funcionan de manera similar a las vacunas regulares: contienen una dosis leve de los alérgenos a los que tu cuerpo reacciona, la cual se incrementa en cantidad hasta que tus defensas logran acostumbrarse.

Este tipo de tratamiento requiere de mucho más tiempo y dinero que los antihistamínicos, pero es ideal para los que quieren dejar de tomar tanta pastilla o que tienen síntomas demasiado severos.